A Moreno Bonilla se le ve muy nervioso en las últimas semanas. La elección de María Jesús Montero como secretaria general del PSOE de Andalucía le ha generado demasiada intranquilidad. Es consciente de que su figura se está difuminando y que su estrategia empieza a hacer aguas. Y ahora, no se le ha ocurrido otra cosa que entregar el ayuntamiento de Sevilla a Vox y “tocarle las palmas” a Puigdemont. No sabemos hacia dónde va, lo que sí sabemos es que ha dinamitado su supuesto perfil moderado y que cada día se radicaliza más.

El presidente andaluz del PP lleva meses atacando duramente al gobierno de la nación con el argumento de que no se podía hablar con Puigdemont, porque los independentistas catalanes eran lo peor de lo peor. Pero ha bastado que Feijóo diga que quiere pactar con Puigdemont, para que el presidente andaluz del PP se vuelva “sumiso” con Junts.

Moreno Bonilla que llegó a acusar al presidente de la nación de ser “rehén” de Puigdemont. ¿Ve bien ahora el acercamiento de Feijóo a Junts? Él, que aseguró que los indultos y la amnistía eran inaceptables, que suponía una traición a los valores democráticos y que iban contra de la Constitución ¿Qué dice ahora?

¿No nos acordamos de cuando el presidente andaluz del PP aseguraba que un pacto con Puigdemont afectaba a la financiación autonómica de Andalucía? ¿Ya no supone un riesgo para los intereses de los andaluces? A ver si va a ser, que nos ha estado mintiendo a los andaluces durante meses. ¿Qué tiene que decir al respecto Moreno Bonilla? ¿Por qué se calla?

Por cierto, el miércoles en el Congreso de los Diputados, el acuerdo y el entendimiento entre Feijóo y Puigdemont han ido a más. PP y Junts junto a Vox han votado en contra de la revalorización de las pensiones para 1,6 millones de pensionistas andaluces; y también en contra de que 2,6 millones de andaluces accedan al transporte gratuito y bonificado. ¿Qué tiene qué decir al respecto Moreno Bonilla? ¿Por qué se calla?

Pero también Feijóo y Puigdemont han votado en contra de 1.828 millones para Andalucía para sanidad y educación, de esto el presidente andaluz del PP, no podrá culpar a Pedro Sánchez, han sido ellos quienes lo han rechazado. También han votado en contra de prorrogar el límite en la tributación por módulos para 66.000 autónomos andaluces; y en contra del aumento del Ingreso Mínimo Vital para 380.000 andaluces. ¿Qué tiene qué decir al respecto Moreno Bonilla? ¿Por qué se calla?

Y luego está su acuerdo con Vox en el Ayuntamiento de Sevilla. Cabe recordar, que Moreno Bonilla fue el primer presidente autonómico del PP en pactar con Vox. Fue el que le abrió las puertas a la ultraderecha en España. Incluso ahora que tiene mayoría absoluta y no los necesita para gobernar, sigue manteniendo demasiadas políticas de ultraderecha en Andalucía.

La ruptura de los pactos, que Vox escenificó con el PP hace unos meses, siempre fue un “paripé”. Nunca se lo creyeron ni unos ni los otros; porque en realidad, son los mismos, pero con distintas siglas. Por eso ha habido una “reconciliación” tan rápida entre PP y Vox cuando se han necesitado en el Ayuntamiento de Sevilla para sacar adelante los presupuestos de la capital hispalense.

¿Y qué le va a costar a los sevillanos y a los andaluces dicho pacto entre PP y Vox? ¿Qué recortes deberán soportar en políticas de igualdad, en educación o en memoria histórica? ¿Por qué recorta siempre derechos a costa de mantener el poder?

Uno de los puntos más visibles de la influencia de Vox en el gobierno andaluz ha sido el recorte de subvenciones públicas para asociaciones que trabajan en la lucha contra la violencia de género y en la promoción de derechos LGTBI. Así, han bajado notablemente las partidas destinadas a asociaciones feministas. Moreno Bonilla siempre cambia derechos por votos.

Otra concesión a Vox fue la aceptación de la inclusión del término “violencia intrafamiliar” en las políticas de la Junta, en lugar de hablar exclusivamente de violencia de género. En 2021, la Junta aprobó una enmienda presupuestaria impulsada por Vox que destinaba recursos específicos para luchar contra la “violencia intrafamiliar”.

La Ley de Memoria Democrática de Andalucía también han sido objeto de cambios tras las presiones de Vox. En 2020 la Junta recortó el presupuesto destinado a la exhumación de fosas comunes y paralizó algunas de las iniciativas previstas en esta materia, como la creación de un banco de ADN para identificar a las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. Además, Moreno Bonilla aceptó de Vox que introdujera enmiendas para eliminar menciones en los libros de texto sobre la represión franquista y reducir la carga curricular sobre memoria histórica en los centros educativos.

En materia medioambiental, Vox ha influido en la relajación de algunas normativas, como en la “Ley del Suelo en Andalucía”, donde se recortaron los requisitos para la construcción en espacios rurales y protegidos. La ultraderecha presionó también para que se facilitara la regularización de construcciones irregulares.

Por citar un último ejemplo; en educación, Vox logró que la Junta de Andalucía revisara determinados contenidos educativos relacionados con la diversidad sexual y de género. Una medida que generó un gran revuelo, entre sindicatos y asociaciones de padres y madres, puesto que constituía una injerencia ideológica en el sistema educativo.

El perfil de Moreno Bonilla ha quedado gravemente tocado por sus “hermanamientos” tanto con Puigdemont como con Vox. De ser considerado el baluarte de la moderación y el equilibrio en el PP, ha pasado a ser un “chaquetero” en sus principios con tal de seguir agarrado al sillón.

La ausencia de una postura crítica frente al acercamiento de Feijóo a Junts o el fortalecimiento de sus acuerdos con Vox lo debilitan. Los andaluces y andaluzas dudan de los principios de Moreno Bonilla; duda de su capacidad crítica y dudan de su defensa de Andalucía. No puede ser un buen presidente andaluz quien calla y cede a diario ante los desatinos y los chantajes de Feijóo y Vox.