Un reto que necesita de la colaboración de todos. La victoria del PS, de la izquierda, en definitiva de Hollande, es una oportunidad para impulsar un Partido Socialista Europeo que ilumine de una vez por todas el proyecto de la izquierda -también española, sobre todo europea-, dándole la espalda a propuestas laxas u ocurrencias de última hora.

Por consiguiente, los socialistas europeos deben tomar un nuevo impulso del que los socialistas españoles hemos de saber imitar, quizás presentando una alternativa sólida a las imposturas, contradicciones y errores de los conservadores españoles.

El primer paso que ha de dar Hollande no es otro que el de la unificación de Francia bajo el paraguas de la República. Cada ciudadano, en el sentido más francés posible, ha de tener los mismos derechos y obligaciones, viva donde viva, piense como piense. Hollande tiene la obligación de dar seriedad a una presidencia teñida de frivolidad tras estos infaustos años de Sarkozy.

El futuro de Francia es la prosperidad de Europa, y, por lo tanto, conseguir recuperar una república para la concertación social, el bienestar general, el crecimiento y el empleo, la solidaridad y la universalidad, es pieza básica, en su propia casa, de una política interna que debiera haberse puesto en marcha hace ya algunos años.

Después, inmediatamente, vendrá Europa. Una reunión en Berlín donde mostrar a Merkel la posición, ya no francesa, sino de la izquierda europea, la que defiende el crecimiento y el desarrollo, la libertad pero con igualdad, la sostenibilidad y la convergencia.

Será la Cumbre Europea la que ponga a Hollande en su sitio. ¿Cuál?, dependerá de él, si se amilana o no, si cede o no, si es capaz de defender una Europa de los ciudadanos por encima de la Europa de los intereses espurios o no.

No le queda otro remedio que defender, sin tiempo apenas para sentarse en El Elíseo, la nueva posición francesa en la próxima reunión del G-8 en los Estados Unidos de América. Una posición que, junto con la de Obama, vaya más allá que los meros compromisos que tantas veces han sido llevados por el viento.

Con unas legislativas de por medio en las que el vacío mediocre que deja la derecha francesa parece que será rellenado por Le Pen y sus propuestas populistas y desacertadas. Debería, empero, caber una mayoría del PS que refrende los avances que sin duda ha de poner en marcha la Presidencia de la  República, tanto dentro como fuera de Francia.

Los socialistas españoles debemos tener presente, más que nadie, que las ideas claras, los proyectos sólidos, la seriedad argumental y las reformas propias de nuestro acervo, son suficiente garantía para echarnos el país encima de nuestros hombros.

Antonio Miguel Carmona es miembro del Comité Federal del PSOE, secretario de Economía del PSM-PSOE, portavoz de Hacienda de la Asamblea de Madrid y profesor de Economía

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