Si el mensaje evangélico propone amar a los enemigos, bendecir a los que os maldicen y hacer bien a los que os aborrecen, en la radio de los obispos alguien ha copiado el mensaje al revés. Lo cierto es que el inefable Carlos Herrera, desde los micrófonos de la COPE, se dedica a todo lo contrario, lanzando penosas parrafadas.

Esta vez le ha tocado el turno a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que se ha convertido en la diana de la caverna por mantener una postura firme pero correcta ante el Rey Felipe VI. Y eso no le da derecho al ínclito Herrera a recomendar a la regidora: “No seas más maleducada de lo que ya eres normalmente.” O tampoco, a calificar a Roger Torrent de “brazo tonto del Parlamento”.

Mal que le pese al irrespetuoso Herrera, las victimas de sus diatribas son representantes de la población catalana tras unas elecciones, y están al frente de dos altas instituciones. Eso es incurrir en grosería contra los ciudadanos. Y lo hace desde la emisora propiedad de la Conferencia Episcopal.

Similar camino ineducado llevan otros de sus colegas también proclives a seguir argumentarios del partido en el Gobierno, pero trufados de insultos. “Actúan como verdaderos patanes empeñados en hundir al ‘pueblo’ que dicen representar”, señala Isabel San Sebastián desde las páginas de ABC sobre ambos cargos públicos.

Otro afín al menosprecio, Salvador Sostres, coincide en la misma línea de los anteriores y califica a Colau, también desde ABC, como “la más funesta, siniestra, hortera, indocumentada alcaldesa que ha tenido mi ciudad y la que más daño nos ha hecho”. Parece sin duda que la consigna es descalificarla por su supuesta falta de formación.

Desde luego parecen haberse puesto todos de acuerdo en insultar. Y sorprende que la máxima representación del obispado ignore, en este caso, el mensaje evangélico

Veamos si no lo que escribe Arcadi Espada, que este mismo martes en El Mundo aseguraba: “La razón fundamental por la que Colau no recibe al Rey es porque luego tiene que ir a cenar con él. O sea por el qué dirán. Eso no quita que la alcaldesa de Barcelona sea sucintamente una persona vulgar y maleducada, características compatibles con los votantes de todos los partidos”.

Este guion no es nuevo. Si nos remontamos a diciembre de 2015 otro colaborador de la filial catalana de FAES hasta 2008, Juan Carlos Girauta, un abogado y periodista que ha recorrido varios partidos hasta recalar en Ciudadanos, donde es el número dos del C’S en el Congreso de los Diputados, ya denostaba entonces a Colau aseverando que “carecía de estudios” y “había vivido siempre de las subvenciones públicas”.

Desde luego parecen haberse puesto todos de acuerdo en insultar. Y sorprende que la máxima representación del obispado ignore, en este caso, el mensaje evangélico, apostando por una buena cuenta de resultados. Algunos se hace acreedores de aquella frase evangélica: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos! Hipócritas porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que de fuera se muestran hermosos.”

Cuando creíamos algunos que el actual cardenal-arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, iba a poner orden, ha removido unas cuantas cosas, entre otras los contenidos del semanario Alfa y Omega, que ya no es una especie de altavoz del PP, sino que defiende el compromiso cristiano.

¿Pero, en la COPE, qué?