Decía Olof Palme, "la socialdemocracia es la profundización de la democracia, la ampliación de libertades, la generación de equilibrios sociales, el ejercicio de la solidaridad y la búsqueda de la paz a través de la justicia". En estos días previos a comicios locales y regionales, escucharemos en demasiadas ocasiones aquello de "para qué ejercer mi derecho a votar si todos son iguales". Y es justo en este momento cuando debemos recapacitar sobre la importancia de ejercer el derecho que nos asiste en una democracia luchada y conquistada por quienes incluso se dejaron su vida, el momento de comparar, no desde esas comparaciones odiosas, sino desde las que sirven para que no te nublen el criterio con mentiras o realidades distintas a la tuya.

Comparando desde parámetros esenciales, ¿socialdemocracia o conservadurismo?, valores como reducir la desigualdad, la discriminación, la pobreza, apostar por los servicios públicos universalmente accesibles o resistirnos al cambio social o en todo caso, ser reacios a perder los beneficios de unos y unas pocas. Pensar qué recursos hemos tenido cuando las crisis han azotado nuestro país en diferentes etapas, dejándote en la estacada o intentando no dejar a nadie atrás.

Quizás lo mejor es pasar a contrastar los datos públicos y publicados. Hablemos de empleo. El Partido Popular nos pone una y otra vez la misma cifra encima de la mesa, diciendo que crearán 8 millones de empleos durante sus gobiernos. Falso. Si suman las etapas de Aznar y Rajoy, suman 6,2 millones en números redondos. A finales de 2018 contábamos con 19,3 millones de personas empleadas, según datos de la EPA, INE y Seguridad Social, con esa misma transparencia las personas empleadas en nuestro país en la actualidad son 20.463.900 personas, de las cuales y gracias a la reforma laboral, 13,4 millones son indefinidas con una diferencia, no nos olvidamos de las 3.023.899,98 que continúan desempleadas.

Y entre un derecho fundamental para las personas, es la sanidad pública, vamos a contrastar, el gasto por habitante en Sanidad durante las etapas del PP, que era de 88 euros por habitante, con los 139 euros por habitante de la actualidad. Otra cosa distinta es lo que terminen haciendo aquellas autonomías que tienen transferidas las competencias, como es el caso de Andalucía, que la está dirigiendo a la privatización, a una situación crítica y recortando plantillas. Lo de siempre, Sanidad Pública precaria y la privada para quien se la pueda costear. Pensemos en aquel derecho que nos construye como personas, la Educación Pública. En el año 2018, con el PP, la inversión por alumno/a era de 315 euros. En 2023 es de 634 euros por alumna/o, hablando siempre de equidad e inclusión, principios olvidados en otras etapas.

Sin olvidarnos de quienes han sido y son nuestro pilar, nuestras personas mayores, que durante cinco años consecutivos vieron revalorizadas sus pensiones en un 0,25% con el PP, y actualmente con un Gobierno socialista, progresista y que tiene como principio básico el dignificarles, hacer sostenible nuestro sistema y reducir la brecha de género, el aumento ha sido del 8,5% para la pensión contributiva y del 15% para las no contributivas, además de contar con el Ingreso Mínimo Vital para las familias en situación de vulnerabilidad. Queda claro que la gestión política y los principios que la abanderan son totalmente opuestos.

Ahora, decidan, no es cuestión de camelos, ni de noticias falsas, ni de regalarles el oído, ni tan siquiera el argumento de un acto mitinero, son los datos que nos lleva al relato. Y no, no es lo mismo apostar por el progreso sin dejar a nadie atrás que pensar en unos pocos muy pocos.

 

Fuensanta Lima

Diputada del PSOE