Los datos desmontan el relato catastrofista del PP. A mitad de legislatura, el Gobierno de Pedro Sánchez y el Grupo Parlamentario Socialista presentan un balance incontestable: 42 leyes aprobadas y publicadas en el BOE, otras 42 en tramitación y 1.074 votaciones ganadas en el Congreso, lo que supone un 88% de respaldo parlamentario. Ni bloqueo, ni parálisis: el Congreso ha estado más vivo que nunca.

En apenas 19 meses, la coalición progresista ha conseguido más avances legislativos que muchos gobiernos con mayoría absoluta. No ha sido fácil, pero el trabajo constante, con mucho diálogo y anteponiendo los intereses de los ciudadanos por encima de todo, ha terminado dando resultado. Y todo ello, a pesar de tener una oposición empeñada en entorpecer. Mientras otros gritan “colapso”, el Ejecutivo ha legislado, protegido derechos y reforzado el Estado del bienestar. Los hechos son claros: frente al ruido, resultados.

El dato que más incomoda a la derecha es tan claro como aplastante: 42 leyes en el BOE en menos de dos años. Solo en el último pleno extraordinario de julio, se aprobaron cinco leyes importantes y dos reformas del reglamento del Congreso. Entre ellas, la exención del IRPF al salario mínimo, la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública y las mayores entregas a cuenta de la historia para comunidades y ayuntamientos.

Este volumen legislativo no es un dato menor. Representa una capacidad de gobierno y negociación formidable en un escenario parlamentario complejo. Mientras la derecha vende colapso, el Gobierno cumple. Y lo hace con políticas útiles, transformadoras y con impacto real en la vida de las personas.

Pese a los bulos de Feijóo, la mayoría parlamentaria no solo sigue viva, sino que funciona. En el último pleno, siete de las ocho iniciativas sometidas a votación fueron aprobadas. Incluso el PP apoyó una de ellas. Y aunque el decreto para reforzar el sistema eléctrico no prosperó, el Ejecutivo ya trabaja en una nueva propuesta que volverá al Congreso en septiembre tras el necesario tiempo para el diálogo.

La legislatura no está rota. Lo que sí está agotado es el discurso apocalíptico del PP. Ni las encuestas, ni los datos legislativos, ni el día a día en el Parlamento respaldan su relato. La realidad es otra: a pesar de la aritmética ajustada, el Gobierno sigue avanzando.

Mientras tanto, la oposición que lidera Feijóo se ha instalado en la negación sistemática. El PP ha votado en contra de 165 iniciativas del Gobierno y del PSOE, incluyendo propuestas que han mejorado la vida de millones de personas: subida de pensiones, rebaja del IVA en la electricidad, ayudas al transporte, apoyo a los combustibles o protección frente a la inflación.

Pero lo más grave no es el “no” constante. Es que no ofrecen ninguna alternativa. Su contribución al debate parlamentario se limita a descalificaciones, fango y mensajes de odio. En temas clave como vivienda, energía o sanidad, el PP simplemente no tiene propuesta. Solo una consigna: cuanto peor, mejor.

En contraste, Pedro Sánchez ha sido el presidente más comprometido con el control parlamentario. Ha comparecido en el Congreso en diez ocasiones y ha respondido a 87 preguntas orales en sesiones de control. Es el presidente más presente en sede parlamentaria en toda la democracia.

Esta actitud refleja un compromiso real con la transparencia y el diálogo institucional. Mientras otros se escondían o desoían al Parlamento, Sánchez ha convertido el Congreso en el eje central de su acción política.

Las leyes aprobadas en esta primera mitad de legislatura son, además, un reflejo de la vocación progresista del Ejecutivo. Entre ellas figuran la Ley de Paridad, la Ley de Enseñanzas Artísticas, la Ley de Derecho a la Defensa o la ley contra el desperdicio alimentario. También reformas fiscales como la modificación del Régimen Económico y Fiscal de Canarias para promover el alquiler asequible.

A eso se suman reales decretos clave: ayudas por la DANA, planes de choque ante aranceles, suspensión de desahucios, modernización de la Justicia o reformas energéticas. No hay ministerio que no haya producido iniciativas. No hay área del país que no se haya beneficiado.

El Grupo Socialista ha impulsado también avances en derechos fundamentales. Reformas como la eliminación del término “disminuido” en la Constitución, la Ley de Amnistía o las ayudas a personas con ELA reflejan un compromiso firme con la justicia social. También se ha mejorado la protección de los donantes vivos y se ha reformado el CGPJ y el Estatuto del Ministerio Fiscal.

Incluso cuestiones simbólicas y necesarias, como la adecuación del lenguaje del Congreso a criterios inclusivos, han salido adelante pese al rechazo del PP y Vox. Porque no se trata solo de gobernar, sino de avanzar hacia una sociedad más justa y representativa.

Uno de los logros más relevantes ha sido el blindaje del Estado del bienestar. En estos dos años, el Gobierno ha subido el SMI un 61%, ha revalorizado las pensiones según el IPC y ha impulsado políticas activas de empleo estable y con derechos. Frente a los recortes del pasado, hoy se refuerzan los pilares de la sanidad, la educación y los servicios sociales.

La diferencia con la etapa de Rajoy es abismal. Donde antes hubo recortes, hoy hay inversión pública. Donde antes se abandonó a los vulnerables, hoy se les protege con leyes y partidas económicas.

También ha habido capacidad de respuesta ante las crisis. El Ejecutivo ha gestionado con solvencia emergencias como la pandemia, la inflación o los efectos del cambio climático. Se han movilizado 16.000 millones en ayudas por la DANA, se han prorrogado medidas fiscales y se han defendido los intereses de España ante amenazas comerciales externas.

Todo esto se ha logrado en medio de una campaña de desprestigio constante. El PP y Vox han intentado construir una imagen de país en ruinas, promoviendo la desconfianza y hablando mal de España tanto dentro como fuera. Pero los datos económicos, sociales y legislativos desmienten esa narrativa de forma rotunda.

El relato de Feijóo se desmorona con solo mirar el BOE. 42 leyes aprobadas, 42 en tramitación y el 90% de las votaciones ganadas. Si esta es una legislatura “frágil”, que vengan muchas más así. La verdadera debilidad está en una oposición que ni suma, ni propone, ni representa una alternativa sólida.

En definitiva, el Gobierno de Pedro Sánchez ha superado con nota el ecuador de la legislatura. Ha legislado, ha protegido, ha transformado y ha cumplido. Frente a la crispación, ha habido diálogo. Frente al bloqueo, avances. Frente al negacionismo, hechos.

Y lo más importante: queda mucho por hacer. España no está paralizada. Está en marcha. Y lo está gracias a un Ejecutivo que, a pesar de las dificultades, ha elegido seguir gobernando con ambición social y sentido de Estado.

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