La razón para estos cambios no ha quedado clara. Bueno... o ha quedado muy clara, aunque no se haya especificado en sus destituiciones. Porque aunque el Ministerio del Interior se ha escondido tras el genérico “pérdida de confianza” para el caso de Rodríguez Ulla, y un aún más genérico silencio en el caso de Olivera, si se tiene en cuenta cuáles han sido sus gestiones, se pueden entender sin necesidad de más explicaciones sus ‘caídas en desgracia’.

Una 'caída' desde un ático
Les recordamos: Rodríguez Ulla, nombrado hace sólo seis meses para el cargo, y aunque era una persona de total confianza del ministro, Jorge Fernández Díaz y, aún más, del director general de la Policía, Ignacio Cosidó, había cometido ‘el pecado’ de ordenar la reapertura de la investigación sobre la propiedad del ático de Marbella que ocupa Ignacio González, número dos de Esperanza Aguirre; por su parte, Olivera era, pecado terrible, la cabeza tras la investigación de la trama Gürtel. Pues eso.

Estas caídas han removido la memoria de algunas personas. Y una de ellas, un amigo reciente de El Infiltrado, ha dirigido nuestra atención hacia un comunicado del SUP de hace un par de meses. Un comunicado en el que pasó desapercibida una esclarecedora información sobre cómo se nombraría en la cúpula del Ministerio del Interior. Un sistema de colores y afinidades muy peculiar.

Historia de un código
Ahora les contamos. Pero déjennos decirles antes que hemos preguntado para saber  más del origen de la información.

Nos han dicho que un alto cargo de la Policía vio un documento en los despachos de la dirección del Ministerio, con una serie de nombres y un código de colores, cuatro colores, que no entendía. Y preguntó. La respuesta que le dieron, y que estaría tras las razones para los nombramientos, fue la peregrina que ya les narramos.

De los míos y de los otros
En Interior, con la llegada del nuevo ministro, declarado miembro del Opus, se ha producido el desembarco de una cúpula muy conservadora políticamente, y ultrarreligiosa –de esto ya les informamos en ELPLURAL.COM - que busca rodearse de gente ideológicamente muy cohesionada. “Nunca como antes había habido una cúpula tan ideologizada”, nos ha dicho un miembro de la Policía.

Y en ese afán homogeneizador se creó el código que les decimos y que denunciaban en el informe del SUP . Un código según el cual, para los nombramientos se organizó al personal en cuatro grupos.

Amarillo, azul, blanco y rojo
El primero, de máxima confianza, se señaló con un código amarillo (color del Vaticano). En este grupo se situó a aquellos funcionarios policiales ideológicamente del PP y miembros de alguna de las ramas religiosas ultraconservadoras (Opus, Legionarios de Cristo…).  Un segundo grupo fue marcado en azul. En él se incluyó a los reconocidos simpatizantes del PP. También ellos podían acceder al ‘cielo’ de un cargo de responsabilidad.

Un tercer bloque de funcionarios fue asignado al ‘grupo blanco’, en el que se colocó a aquellas personas que se consideraban ‘políticamente indiferentes’ y que ocuparían los puestos para los que no había ninguna persona de los dos grupos primeros. Y, por fin, un grupo fue señalado en rojo. En este bloque se incluyó a los altos funcionarios considerados ‘progresistas’, personas que no debían ocupar ningún puesto de responsabilidad especial.

La información que nos ha señalado esa persona que ha ‘recuperado’ la memoria con estos dos ceses de Rodríguez Ulla y Olivera, nunca ha sido desmentida.