Eufóricos los populares ante el triunfo que dicen tener en sus manos, han comenzado a actuar desde sus muchos enclaves de poder -que conquistaron sin apenas resistencia, frente a un PSOE alicaído y exento entonces de un liderazgo adecuado a las circunstancias-, como si fueran por derecho divino los amos de España.

Política de rencor
Están dispuestos a casi todo para expandir su política del rencor, presentando a los perdedores –-¡vae victis!- como una plaga de ineptos, chisgarabises, derrochadores, malhechores, depredadores o simplemente vividores a cuenta del erario público. No transcurre un día sin que, entre otros personajes que se dedican al oficio de la demagogia, bien sea María Dolores Cospedal, bien Esteban González Pons o bien Esperanza Aguirre –inasequible ésta al desaliento-, se practica el peligroso juego de ir calentando el ambiente.

Pirómanos profesionales
O sea, que en estos momentos, en Génova 13, abundan más que nunca los pirómanos profesionales. ¿O no son pirómanos peligrosos quienes atizan –gracias a las tijeras de los recortes sociales- el fuego de la crispación contra los profesores de la enseñanza pública, entre diversos colectivos que vienen siendo, y con saña, maltratados desde las instituciones autonómicas, a la espera de que sea entronizado Mariano Rajoy Brey y se inicie de este modo la nueva era de la derecha gobernando.

Todo el poder para el PP
Si gana en las urnas el jefe del PP, la derechona tendrá la sartén por el mango, y el mango también. Lo tendrá todo. Tendrá todo el poder político –el autonómico y el nacional o estatal- y ansiará asimismo el poder económico y el religioso. Este último lo tienen los genoveses sin apenas problemas desde que fuera nombrado arzobispo y cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Baste leer –para confirmar lo que decimos- el libro de Federico Jiménez Losantos, titulado El milagro de la COPE, en el que consta, en el capítulo XI, “el pacto tácito pero férreo (…) de Rouco para convertir la COPE en referente ideológico esencial y casi único de la derecha” y para defender al “Gobierno legítimo de Aznar”, víctima de la “ofensiva izquierdista”

Juan Pablo II salvó a Aznar
En ese mismo capítulo del libro citado se incluye lo siguiente: “El Papa salva al PP”, refiriéndose a Juan Pablo II y su visita a Madrid (año 2003), con la guerra de Irak por medio y los comicios autonómicos a la vista. El Papa había sido muy crítico con la invasión de Irak. Pero en su visita calló y no aludió en absoluto a Aznar, uno de los promotores de la guerra. En efecto, el Papa salvó al PP.

Lo que se nos viene encima
A dos meses de las generales, sólo podrá modificarse lo que se nos viene encima, si los dos millones de socialistas o progresistas durmientes, o descontentos o indignados, no se dan cuenta de una vez por todas de que los errores de José Luis Rodríguez Zapatero con motivo de la crisis no deben servir de coartada para incurrir en el monumental error de permitir por su abstención o por sus votos no útiles que el PP se quede con la sartén del poder total, o casi, y además de la sartén quieren tener el mango, también. ¿Quién se puede creer que el PP, según insiste Rajoy, es “un gran partido integrador, de centro y reformista?”

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM