Soy un ingenuo y me lo han hecho saber a lo largo de los años mis familiares, amistades y compañeras y compañeros de trabajo. Aborrezco el “piensa mal y acertarás” y respeto los márgenes de confianza que, por ejemplo, los políticos piden al llegar al poder y cifran en los primeros cien días de gobierno.

Un margen, por cierto, aceptable cuando se llega al gobierno desde la oposición, pero cuestionable cuando no hay alternancia, sino continuidad como es el caso de Andalucía con la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno Bonilla, aunque en San Telmo prefieren hablar de “nueva mayoría” o “mayoría suficiente” porque el adjetivo absoluta suena a rodillo parlamentario, un término inventado por ellos cuando estaban al otro lado.

Si contamos los 100 días desde el primer Consejo de Gobierno después del 19J, estaríamos a una semana de cumplirlos, pero a un mes y pico del balance si se cuentan desde la investidura, en la segunda quincena de julio.

Dijo Bonilla en su discurso de investidura que iba a escuchar a los distintos sectores de la sociedad andaluza, y no descarto que se siente con todos a lo largo de los cuatro años de legislatura, pero –por ahora– a los que más ha escuchado ha sido a los más ricos de la comunidad, a quienes eximirá del impuesto del patrimonio, y a los que más ganan, que se beneficiarán en mayor medida de la deflactación del IRPF.

También recordó al ser investido en el Parlamento andaluz que anteponía los intereses de Andalucía a los partidistas de su propia formación, pero por lo que parece de momento se inclina por darle prioridad a las indicaciones de Génova para confrontar con la Moncloa. La receta de la bajada de impuestos que impone el PP se adopta a toda prisa incluso en el flagrante caso de la supresión del canon del agua, anunciada también para los presupuestos de 2023.

Suprimir el canon del agua en Andalucía, la comunidad que más incumple la normativa europea de depuración de aguas residuales y la que menos las reutiliza, es un disparate en las actuales circunstancias de sequía, estrés hídrico y emergencia climática. En este punto bien podría el presidente andaluz incorporar la sugerencia del PP estatal y de Feijóo de suprimir el impuesto o reducirlo a los que más agua ahorren, como han propuesto a Sánchez en el caso de la energía.

Sin agua y con estos pelos, que ya los tengo como escarpias, nos ha sorprendido Moreno Bonilla en estos primeros meses de su andadura con una cómoda mayoría parlamentaria, en la que nos vamos a enterar de cómo entiende la derecha la colaboración público-privada: beneficios privados y sacrificios públicos.