La Fundación FAES de Aznar, tan prolífica durante las últimas semanas para analizar la actualidad del ‘Caso Koldo’ o el sostén de los partidos nacionalistas al Ejecutivo de Pedro Sánchez tras la detención de Santos Cerdán, se ha quedado muda y sin posición política frente a la cruzada contra el Islam y la inmigración musulmana de Santiago Abascal y los suyos en Torre-Pacheco y Jumilla, Murcia.

Si para otros partidos, como el PNV, FAES sí ha encontrado tiempo en los últimos días para afear su actitud como “pagafantas” de Sánchez y Bildu, sobre Vox no hay análisis ninguno. Y todo, en un verano en el que Vox crece al galope en las encuestas agitando el discurso contra la inmigración e incluso llegando a atacar a la Conferencia Episcopal por criticar sus medidas contra la Fiesta del Cordero de Jumilla.

En febrero, FAES cargó contra VOX por ser “quinta columna del Putín Club”. Y en abril, la Fundación atacó también a Abascal por “aplaudir con ganas” los aranceles de Donald Trump, lesivos para España y la UE. Pero el creciente tirón de Vox para marcar la agenda política de la derecha patria este verano caliente ha dejado a FAES, y al Partido Popular, en igual descolocación política y en modo vacaciones.

Y todo esto, cuando se cumple un año de otro editorial de FAES en el que llegaron a cargar contra Vox por abandonar los gobiernos autonómicos que compartía con el PP. Entonces, FAES llegó a hablar de Vox como “un asteroide menor” que orbitaba en torno a Le Pen, Orbán y Trump y “la confirmación de que para Vox el adversario es el PP”.

“Hay que agradecer a Vox y a su ruptura con el Partido Popular en los gobiernos autonómicos dos cosas muy esclarecedoras. La primera es la confirmación de que para Vox el adversario es el PP. Muchos lo sabíamos, otros lo sospechaban aunque se negaban a creerlo. Ahora Vox no ha dejado duda. La segunda es la confirmación también de que Vox no quiere ser alternativa al socialismo sanchista porque ni quiere ser testigo de un éxito del PP ni quiere que con Sánchez se vaya su modo de vida”, explicaba FAES entonces.

“La indignación, la exhibición valentona de cómo ellos sí que arreglarían los problemas de España, el intento permanente y frustrado de ridiculización del primer partido de nuestro país, las jeremíadas a cuenta de la inmigración, el brutalismo de su lenguaje (“machetazos, violaciones…”) todo eso necesita a Sánchez en armoniosa simbiosis con Vox. Vox ha estado allí cada vez que Sánchez los ha necesitado para dar verosimilitud a su discurso del miedo. Sánchez siempre ha estado dispuesto a facilitar a Vox lo que Vox necesitaba para hacer una oposición a que en nada incomoda a Sánchez”.

Un año después, ese “asteroide menor” tiene, según el popular Miguel Tellado, “sentido de Estado”. Y Feijóo, además, ha dejado claro que los votantes de Vox merecen un respeto y que él no va a establecer ningún cordón sanitario “ni arrinconar” a los de Abascal. La brújula de Feijóo ha girado todavía más hacia la derecha y lo que antes era visto por FAES como una estrategia de Vox que daba réditos a Pedro Sánchez ahora no tiene ningún tipo de calificación por parte del think tank de Aznar. Silencio clamoroso.

“Después de tener que soportar la pretenciosa superioridad moral de la izquierda, hay que soportar con buen humor, la pretensión de superioridad moral tan absoluta, tan autocomplaciente de esta derecha de la derecha revuelta e indefinible”, concluía FAES en julio de 2024.

Han pasado 12 meses y Abascal, en perfecta coordinación con su líder en Murcia, José Ángel Antelo, cabalga en un discurso antiinmigración que ha dejado mudo a quienes rechazaban lecciones de superioridad moral por parte de Vox. Ni FAES tiene contestación oficial, como tampoco la tiene una Conferencia Episcopal sorprendida con los dardos venenosos de Abascal.

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