Con esta chulesca frase cargada de testosterona y que, a pesar de ser impropia de un candidato a la alcaldía de Madrid, habrá llenado a buen seguro de orgullo las trincheras de los seguidores del VOX más populista, quiero empezar este artículo parafraseando a Javier Ortega Smith. Y es que cuando un valenciano viaja a Madrid, también sube a Madrid, y yo, sí que subiría y se lo explicaría, a Javier Ortega, a Santiago Abascal o alguno de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional que tomaron la desafortunada decisión de nombrar a Ignacio Gil Lázaro presidente provincial de VOX, que las cosas pintan muy mal en Valencia.

Y es que, desde el desembarco de Gil Lázaro junto a todos sus candidatos nombrados por el sistema digital, (de dígito, evidentemente) al igual que lo hiciera con su sucesor al frente del PP, su pupilo avezado José María Aznar, los escándalos no han hecho más que sucederse uno tras otro ante la perplejidad de muchos políticos, afiliados y simpatizantes de VOX en Valencia. Y digo perplejidad porque tras las declaraciones realizadas en algunos medios por el presidente del partido, Santiago Abascal, asegurando que se estaba buscando a los mejores candidatos para las comunidades autónomas y las capitales de provincia, todos esperábamos un equipo de “galácticos”. Y nada más lejos de la realidad. Recuerdo aquel latigazo en mi retina que produjo el titular de “Te voy a estar jodiendo hasta que te mueras” de un medio para remarcar con esa frase recogida en sentencia firme que el Candidato de VOX por Valencia fue condenado por “violencia psíquica” a su exmujer.

¿Pero cómo puede ser un condenado en firme por violencia psíquica el mejor candidato de VOX?, ¿Es con este perfil como responde Gil Lázaro a la confianza depositada por las más altas esferas del partido al encargo de la búsqueda de los mejores candidatos?. Pues mira por donde, a la respuesta afirmativa de mi subconsciente le siguieron más nombramientos y más decepciones. Porque al querido Ayuntamiento de mi ciudad, le tocó otro amiguete del Sr. Gil Lázaro, proveniente también del PP y que pronto supimos, tras verlo con gorra, cabra y emulando los inicios de Abascal con megáfono en mano, que para él “también se hace cultura follando”.

No tardaron en conocerse nombramientos como el del Sr. Millet en Gandía, al que le siguió la dimisión en bloque del equipo de la ciudad y una denuncia al candidato de una mujer por difundir su foto con un texto “si algún afiliado quiere su teléfono solo tiene que llamarme”. También hubo dimisiones en Alzira tras el nombramiento del candidato, amiguete también del Sr. Gil Lázaro para no variar y la denuncia a un medio de comunicación de los militantes en la población de un presunto pago de la sede con donaciones ilegales. Y podría seguir hablando de dimisiones como la de los dos concejales del partido en Torrente al conocer al candidato puesto por Gil Lázaro y así en la casi totalidad de las listas … Así que voy a subir y te lo explico.

Y te explico, Santiago Abascal, que los valencianos no nos merecemos este desprecio. Que traer a un puñado de amigos de Gil Lázaro a “mesa puesta” y envueltos en el escándalo, inflados de soberbia y faltos de humildad es un insulto para aquellos que dimos lo mejor de nosotros para aupar al partido hasta donde ha llegado. Que estos candidatos, así como la figura de Gil Lázaro, no son más que el máximo exponente del voluntario ocaso al que llevas a Vox en esta provincia. Que no rectificar, en este caso, es confirmar. Y no actuar, es condenar. Y que si se confirma el incumplimiento de las expectativas electorales, solo nos quedará el recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Y la sospecha de que, tal vez, aquello que muchos creímos que podía ser algo distinto, no fuera más que una maniobra para que todo fuera siempre lo mismo, con los mismos y para los mismos. Y para tal fin hay muchos con los que ni cuentas ni podrás nunca contar.