Las intervenciones de Pablo Iglesias en el debate de investidura de ayer iban subiendo de tono. Y como no eran acogidas con suficiente atención por Pedro Sánchez, la insistencia del líder de Unidas Podemos en que su partido se integre en un Gobierno de coalición iba poniendo al descubierto que el candidato a la Moncloa no levanta el pie del freno. Que sigue defendiendo un Gobierno sin fisuras.

La insistencia de Iglesias habrá producido un cierto malestar, incluso bochorno, entre quienes dando el acuerdo casi por hecho asistieron al espectáculo. Pedro Sánchez, convertido en una pared de frontón, desviaba todas las pelotas hasta el punto de proponer a Pablo Iglesias que en la votación del jueves le eche una mano con la abstención de su grupo parlamentario. Como Unidas Podemos mantiene en la manga la carta de votar no, como PP, Ciudadanos y Vox, Sánchez afeó a Iglesias que sea capaz de sumarse a semejante frente.

“Respeten a nuestros 3, 7 millones de votantes y no nos propongan ser un mero adorno”, dijo Iglesias desnudando el delicado asunto de las conversaciones secretas, para acabar relatando uno por uno los ministerios ofrecidos y rechazados por los morados en un ejercicio que, cuanto menos, expresaba una falta evidente de dotes diplomáticas.

Sánchez añadió un cuidadoso rapapolvo: “Les hemos planteado una oferta generosa, muy lejos de considerarles elementos decorativos. Sería preferible que la acepten pues de lo contrario nos veríamos abocados a lo que no queremos, a una investidura fallida y la repetición de elecciones”.

A la intervención del Líder de Vox, Santiago Abascal, que exhibió sus propuestas más involucionistas, replicó el presidente en funciones casi en tono burlesco: “Señor Rivera, señor Casado escuchan? Es lo mismo que dice su socio en Murcia. Es la ultraderecha.

A la salida el del hemiciclo, el portavoz de Esquerra Gabriel Rufián, apostillaría: “Me parece que más nos vale ir a dormir y reflexionar porque lo malo es que de seguir así, Abascal puede acabar siendo ministro”.

 “No se puede pactar con la ultraderecha y aparentar que es simple un accidente”, recriminó a su vez a un Albert Rivera deslavazado y nervioso que dejó muy claro que Ciudadanos votará no a la investidura y con las dos manos. “Será un no al plan de Sánchez y otro no a la banda que lo va a ejecutar".

En cuanto a Pablo Casado mostró que la herida de la moción de censura, que desbancó al PP de la Moncloa, no está cicatrizada: acusó a Sánchez de seguir siendo rehén de los mismos socios que le respaldaron entonces. “No es de fiar,” advirtió también antes de negar el apoyo del PP a la abstención que el propio presidente en funciones le había solicitado directamente.

Enric Sopena es Presidente ad Meritum y fundador de El.Plural.com