El problema de la contaminación emitida por los vehículos con motor de combustión se ha convertido en un grave problema en grandes ciudades como Madrid y Barcelona. Tanto es así que, desde el pasado viernes 1 de diciembre, en la ciudad condal se implantó la posibilidad de aplicar restricciones en la circulación de automóviles en episodios de alta polución, algo que en Madrid conocen desde hace varios meses.

Sin embargo, el Ayuntamiento de la capital de España ha decidido ir un paso más allá en su lucha contra la contaminación. ¿Cómo? Instalando radares capaces de detectar en tiempo real a los vehículos que emitan una mayor cantidad de partículas perjudiciales para la salud. Se convierte, de esta forma, en la primera ciudad de nuestro país en utilizar una tecnología de este tipo.

Esta decisión permitirá, además, dejar de evaluar la contaminación de los coches de combustión en base a su fecha de matriculación y hacerlo en función de la polución real que expulsen por su tubo de escape.

Tecnología española

Esta tecnología ha sido desarrollada por CARTIF, un centro tecnológico situado en Valladolid, y figura en el proyecto europeo LIFE GySTRA. El objetivo principal de esta iniciativa es la medición real de la contaminación del tráfico rodado. Para hacerlo usa un método basado en teledetección RSD+. Sus dispositivos utilizan rayos infrarrojos y ultravioletas de baja intensidad.

Con ellos, estos radares cuentan con la capacidad de medir al momento las emisiones de óxido de nitrógeno -NO-, dióxido de nitrógeno -NO2- y monóxido de carbono -CO-; así como las partículas salidas del tubo de escape de cada vehículo. En total, el sistema medirá 700.000 coches al año con dos dispositivos RSD+ y, según CARTIF, con que solo se reparen la mitad de los automóviles más contaminantes se podrían reducir hasta 16 millones de toneladas de CO2 anualmente.

Además, confían en que el sistema sea efectivo en Madrid para así poder implantarlo en otras grandes ciudades con problemas de contaminación, empezando por países pertenecientes a la Unión Europea y terminando por el resto de continentes. No obstante, dependerá de cómo de satisfactorias resulten las pruebas de Madrid.