Si viven en la capital o pasan unos días por aquí, las habrán visto o escuchado: plumaje verde flúor e intenso, pico curvo y un sonorísimo graznido. Sobrevuelan el templo de Debod, el Parque Norte, Madrid Río…

Desde hace meses, hay una invasión de cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) en Madrid, aunque también se encuentran en Barcelona, Málaga o Valencia. Se trata de un tipo de loro cuyos primeros ejemplares llegaron a España como mascotas en los años 70 del siglo XX, y desde entonces ha tenido una rapidísima expansión. Pueden parecer simpáticas, pero causan estragos. Tan es así que la especie está catalogada como invasora desde 2011, y desde 2007 se contempla legalmente su erradicación.

Por ejemplo, ponen en riesgo la pervivencia de especies nativas como la paloma o el gorrión, y también amenazan el arbolado de nuestros parques, porque tienden a mutilar los árboles que no les sirven para construir sus nidos, que pueden llegar hasta los 100 kilos de peso, lo que también constituye una amenaza para los transeúntes.

En 2016, el gobierno del Ayuntamiento de Madrid, a cuyo frente se encontraba entonces Ahora Madrid, redactó “un pliego para otorgar por concurso público el control de la especie, con un millón de euros de presupuesto“, ha explicado al periodista Manuel Moncada (Agencia Efe) el coordinador del área de estudio y seguimiento de avifauna de SEO/BirdLife, Juan Carlos del Moral, quien ha advertido además de que Madrid se ha convertido en una especie de paraíso para aproximadamente 11.000 ejemplares de cotorra argentina, más de la mitad de los que esta ONG conservacionista calcula existen en toda España tras el censo elaborado en 2015.

Este plan, señala Del Moral, estaba inspirado en la gestión que llevó a cabo el Ayuntamiento de Zaragoza, cuando estuvo bajo la dirección de Pedro Santisteve de Zaragoza en Común, y que probó métodos como la perforación de huevos, la retirada de nidos o las escopetas de aire comprimido. Zaragoza eliminó las 2.000 cotorras contabilizadas en la ciudad “entre 2015 y 2016”, según Agencia Efe.

Sin embargo, esta propuesta encontró una “fuerte oposición política entre los sectores animalistas del anterior gobierno municipal madrileño” y el plan técnico fue paralizado “por temor a las consecuencias electorales”, ha lamentado Del Moral.

Ramón Linaza, miembro de la mesa de coordinación de Equo Madrid y asesor de medioambiente de la corporación madrileña durante la pasada legislatura, ha confirmado a Efe que “hubo diferencias entre la visión ecologista y la visión animalista”, pues desde el punto de vista ecológico “es necesario controlar la población de cotorras, pero los animalistas consideran que tienen derecho a la vida, a no sufrir daños innecesarios y a morir de forma no cruenta”.

Del Moral ha insistido en las graves consecuencias que puede conllevar no afrontar la invasión poniendo como ejemplo Argentina, donde estas aves “esquilman cultivos enteros y provocan pérdidas millonarias, en dinero y en alimentos”.