La extinción de los neandertales es una de las grandes incógnitas de la Humanidad. Qué llevo a estos humanos a su desaparición sigue sujeto a múltiples teorías. Una de la que más adeptos tiene es la que relaciona la desaparición con la explosión masiva de un volcán en el sur de Italia. La erupción de los Campos Flégreos, muy cerca del Vesubio, arrasó una extensísima zona y creó un invierno nuclear. Los grupos de neandertales se dividieron aún más en su huida. Y la consanguinidad hizo el resto.

La caldera de los Campos Flégreos

Ahora, un grupo de volcanólogos ha levantado la voz de alarma ante la posibilidad de que la calderas de esta zona entren de nuevo en ebullición. Y si por fin entra en erupción no será cualquier cosa. Aquella de hace 39.000 años que pudo acabar con los neandertales fue la explosión más grande que jamás se ha registrado en Europa. Los expertos advierten del progresivo acercamiento de una nueva erupción. Y así lo han publicado en Nature. Estos volcanólogos llevan décadas estudiando las calderas de los Campos Flégreos y han detectado un aumento preocupante de la actividad. Desde hace más de 70 años, las emanaciones han permanecido constantes. Sin embargo, se han incrementado considerablemente en los últimos meses.

13 kilómetros de erupción

Y no estamos hablando de cualquier cosa. La caldera de este volcán mide nada menos que 13 kilómetros. La cantidad de roca, cenizas y lava que podría desplazar una erupción está fuera del alcance de la imaginación. Eso sin contar con la casi segura tsunami que recorrería el Mediterráneo. El impacto sería global. Los miembros del University Collage de Londres muestran su preocupación. “Hemos estudiado las grietas del suelo y pensamos que nos podemos estar acercando a una situación crítica”, vaticina Christopher Kilburn, director de la investigación. “Es imperativo que las autoridades se preparen para una eventualidad de este tipo”, advierte.

El suelo sube

A lo que se refiere Kilburn es una un incremento del nivel del suelo en la caldera de 40 centímetros en los últimos 10 años, señal de la subida de la presión en el subsuelo. Es cierto que en los últimos años se han dado situaciones similares. En 1950 se produjo la última alerta que finalmente quedó en nada. Pero los medios con los que hoy cuentan los técnicos les permiten hacer evaluaciones más ajustadas. Y estos datos les hacen estar más preocupados.