Las técnicas de marketing usadas en los restaurantes tienen en cuenta la música ambiente del local y son capaces de condicionar lo que vas a pedir. En realidad, esas técnicas también se usan en los supermercados y tiendas de alimentación y pueden influír en tus decisiones. La música, combinada además con otros elementos como la iluminación o la decoración, inciden en que acabes comiendo más sano o menos saludable. Acabarás pidiendo lo que te apetezca, no lo que realmente pensabas pedir.

Experiencias multisensoriales en el restaurante

La creación de un ambiente especial en el salón donde vas a comer te hará vivir lo que los expertos denominan "experiencias multisensoriales". Luz, color, texturas y sonido, te envuelven en ella y condicionan tu toma decisiones. Por ejemplo, hartán que te decidas por una hamburguesa rebosante de salsa y queso fundido en lugar de una ensalada y un zumo, o viceversa ¿Cómo? Especialmente con la música y la luz. Hemos encontrado unos estudios que lo demuestran.

Comprar más según lo que estemos oyendo

Investigadores de la Universidad de las Artes de Helsinki hicieron la prueba en tiendas de alimentación y restaurantes. Probaron a poner sonido ambiente de naturaleza en la sección de frutas y verduras y las ventas subieron hasta un 20% más. La sensación que tenían los clientes era de mayor realismo y credibilidad y, simplemente, apetecía más comprar la fruta como si aún estuviera en el campo.

Después probaron en un restaurante, utilizando no sólo sonidos ambientales sino distintos tipos de música y comprobaron que también se podía aumentar el pedido al camarero o influír en el tipo de comida que elegían los clientes en función del sonido ambiental.

Alimentrarse mejor en función de la música que escuchas

Otro sorprendente estudio descubrió que el volumen de la música en tu restaurante tiene relación con la elección de la comida más o menos saludable. Según el Journal of teh Academy of Marketing Sciences, cuando la música es suave, nos relajamos y somos más conscientes de lo que pedimos. Por contra, cuando la música tiene mayor ritmo o volumen, excita nuestra frecuencia cardíaca y nos dejamos llevar por el impulso.

Esto siginfica que si tu decisión racional sería pedir una ensalada ligera, con música rock puedes acabar pidiendo la hamburguesa. De hecho, un 20% más de los comensales del estudio pidieron comida no saludable con esta música.

La luz también nos hace comer de otra forma

No solo la música o el sonido ambiente repercute en nuestras elecciones del menú. Al igual que con la música suave, si la habitación está bien iluminada y tenemos claridad, somos capaces de tomar decisiones más razonadas y elegir alimentos saludables como verduras o pesacado a la parrilla. Por contra, en ambiente con poca luz, tendemos a pedir platos más "arriesgados" como fritos o carnes. En concreto, los clientes estudiados pidieron un 39% más de calorías que los que comieron en ambientes luminosos.

Es decir, si en tu restaurante favorito hay poca luz y la música está alta, lo más probable es que acabes pidiendo comida menos saludable. Y viceversa.