Quizá le pedimos demasiado a nuestros ídolos. Que después de driblar a seis defensas y meter el balón por la escuadra, se quiten el chándal y sean capaces de dar una clase sobre física cuántica. Pero ya sabemos que, como dijo Flaubert, a los ídolos mejor no tocarlos, porque se nos quedará el dorado en las manos. Algo así le ha ocurrido a Zahi Hawass con Messi.

Hawass supera una lesión

A Hawass le hemos visto miles de veces. Es difícil conectar con un documental sobre el antiguo Egipto en el que no aparezca su figura cubierta con un sombrero claro, pateando el polvoriento terreno del desierto. Hace unos días recibió la visita de un ilustre invitado: Leo Messi. La megaestrella del fútbol mundial era la imagen de una campaña contra la hepatitis C en el país norteafricano. Uno de los actos, uno inevitable, incluía una visita al Valle de los Reyes. Hawass no quiso perder la ocasión de hacer de cicerone del crack argentino. Y eso que había sido operado del tobillo unos días antes. Hawass, no Messi. Que no cunda el pánico.

Messi, la esfinge

El caso es que mientras Hawass daba una de sus mejores clases magistrales, que si Imperio Antiguo por allí, que si IV Dinastía por allá, que si tumba de faraón por acullá o jeroglífico por ahí, Messi asistía con cara de aburrimiento. Se supone que entonces Hawass sacó sus mejores dotes de comunicador y relaciones públicas. Que comenzaría a hacer símiles futbolísticos. “Imagínate que tú eres Tutankamón y Cristiano Ronaldo, Akenatón…”. Pero ni por esas. Messi seguía ausente. Buscando, quizá, cobertura para Whatsapp entre las Pirámides. Hawass, que no está ni de lejos acostumbrado a un comportamiento así, estalló al día siguiente. Dijo que Messi es un “tonto”. Que no mostró absolutamente ningún interés por la legendaria historia de Egipto y por las imponentes Pirámides. “Su cara era de piedra”, declaró. Un curioso comentario tratándose de una vista a una zona llena de esfinges. Está claro que Hawass no lo interpretó como un homenaje del futbolista a estas figuras. “Ni siquiera mostró interés cuando le hable de las entradas secretas”, dijo el exministro egipcio. El colmo. Nada que ver con, por ejemplo, “Will Smith. Un hombre culto, que ha leído y que no paró de hacer preguntas”, aseguró Hawass. Durante más de una hora y media estuvieron hablando del legado de los faraones. Aquello debió ser el paraíso para Hawass.