Definitivamente, todo está confabulado contra la Antártida. No solo el alza global de las temperaturas que está desgajando grandes trozos de hielo. También fenómenos naturales que menos influidos por el hombre, están contribuyendo al deshielo de este continente. El último son las ondas Kelvin.

Una cosa compleja

Para entenderlas bien hay que tener tres cursos de física y dos de meteorología, pero os trataremos de explicar lo mejor que podamos. Resulta que cuando los vientos soplan fuerte desde el este, chocan con la empinada orografía de la parte oriental del continente helado sureño. Esto genera bajas presiones en toda la zona. Y el resultado es que en la zona occidental, las olas de agua más caliente consiguen llegar hasta los bordes de la Antártida Oeste. Y lógicamente, contribuyen definitivamente a que se derrita la zona. Los científicos del ARC Centre of Excellence for Climate System han concluido que los vientos pueden viajar a nada menos que 700 kilómetros por hora generando lo que se conoce como onda Kelvin en el extremo opuesto.

Ondas Kelvin y El Niño

El principal responsable del ARC, Paul Spence, fue claro y poco esperanzador. La combinación de agua caliente en alta mar y el transporte de agua tibia sobre el frente de hielo occidental está provocando un rápido deshielo en este sector antártico durante las últimas décadas”, describió Spence. En principio este fenómeno se asociaba a los efecto de El Niño. Pero los investigadores apuntan a que su persistencia en el tiempo puede tener otro origen. Exacto. Los científicos culpan al cambio climático de la larga duración de las alteraciones.   Spence ha realizado dos vaticinios, aunque dado que se basan en sesudo cálculos, podrían considerarse anuncios. “El derretimiento de la zona costera será desastroso y supondrá el desplazamiento de miles de millones de personas”, advierte. La estimaciones más recientes sugieren que el deshielo de la Antártida provocará una subida del nivel del mar de más de un metro para 2100. Y de nada menos que 15 metros en 2500”. Esperemos que para entonces hayamos encontrado una manea de contrarrestar el efecto de las ondas Kelvin.