No es El viejo y el mar. Esta es la historia real, aunque difícil de imaginar. Por suerte tenemos un vídeo que la documenta, que su propia protagonista, Nan Hauser, una reputada bióloga marina de 63 años, presidenta del Centro de Investigaciones y Conservación de Cetáceos y residente en las Islas Cook (Pacífico Sur), que lleva los últimos 28 años de su vida estudiando y explorando vías para proteger las ballenas.

Ocurrió el pasado mes de octubre. Un día, cuando estaba buceando cerca de la playa Muri Beach, en el Pacífico Sur, una ballena comenzó a empujarla. La primera reacción de la científica fue, según ella misma ha relatado a Caters News Agency, de desconcierto y hasta miedo a que el enorme mamífero le rompiese algún hueso. Sus colegas en la investigación submarina que estaba realizando apagaron su cámara, por miedo a que la ballena la matara a golpes, pero Hauser mantuvo su video encendido. Pero no tardó en darse cuenta de lo que ocurría: a pocos metros, un tiburón la miraba amenazante. La ballena, con sus veinte toneladas de peso, estaba protegiéndola. Literalmente, estaba intenando salvarle la vida.

Fueron diez interminables minutos los que el cetáceo estuvo intentando protegerla. La cobijó bajo su aleta pectoral y la empujó por el agua hasta que Nan consiguió regresar al barco con sus compañeros.

Entre tanto, otra ballena evitaba con su cola que el escualo, de unos cuatro metros y medio, pudiera alcanzarla. Hauser ha escrito en su Facebook que su experiencia es la prueba definitiva del instinto que tienen las ballenas para proteger a otras especies.En declaraciones al diario Portland Press Herald añadió que las ballenas son “altruistas” y suelen proteger a las focas de los depredadores, pero que nunca había visto o leído que protegieran a un ser humano.

Antes de subir a bordo de su embarcación, Hauser se despidió y agradeció a su heroína principal que le salvara la vida. "I love you too!", le gritó, emocionada.

La ballena aún subió una vez más a la superficie para asegurarse de que la mujer estaba a salvo. Aparte de algunas magulladuras, la víctima salió ilesa del encuentro. Dijo que cuando nadaba de regreso a su bote, la ballena salió a la superficie como si quisiera verificar que todo estuviera bien. Veintiocho años después, las ballenas le devolvían el favor velando por su vida.

¿O no?

Quizá no. James Sulikowski, un biólogo marino especializado en los tiburones tigre, ha comentado al respecto de este episodio que no puede asegurarse que la ballena salvara ninguna vida, ya que el tiburón podría estar de paso y la ballena... Tener alguna motivación desconcoida.

 

¿Te ha gustado este historia? Entonces te gustará esta otra:

Las madres delfín cantan el nombre a sus crías antes de nacer