La forma como se está abordando la triple crisis sanitaria, social y económica derivada de la expansion de la Covid – 19 nos está dejando un reguero de desafíos éticos, vinculados a nuestras libertades, nuestra relación con la tecnología o el trato que ofrecemos a nuestros mayores, por ejemplo. Le pedimos a Fernando Broncano que analice algunos. Broncano es catedrático de Filosofía de la Ciencia en la Universidad Carlos III de Madrid. Es autor de Saber en condiciones (2003, Antonio Machado), Entre ingenieros y ciudadanos (2006, Montesinos); La melancolía del ciborg (2009, Herder), Sujetos en la niebla (2013, Herder) o Cultura es nombre de derrota (2018, Delirio), por mencionar solo algunos títulos de su extensa carrera.

Desafío 1: Después del 11S se nos planteó en las democracias occidentales el debate Libertad vs Seguridad, al proponerse o desarrollarse desde los Gobiernos y organizaciones internacionales algunas medidas de protección del ciudadano que, en nombre de la seguridad, le comían terreno a las libertades reconocidas en estos regímenes políticos. ¿Se nos está presentando, ahora, un dilema Libertad vs Salud Pública?

Fernando Broncano: "No solo porque se nos confine y se restrinjan nuestros movimientos y paseos por los espacios públicos sino porque seguramente dará origen a nuevos instrumentos de control que habrán nacido para monitorizar los movimientos de las personas pero que tal vez se queden como una nueva forma gobernar nuestros cuerpos y almas. Es muy previsible que las formas de teletrabajo hayan llegado para quedarse, y que los estados y las grandes plataformas descubran con delicia las ventajas de vigilar los pasos de la gente. Tienes razón en que después del 11S los estados se han hecho muy poderosos, hasta el punto de que la posibilidad de resistencias armadas como las del pasado siglo han desaparecido para dar lugar a atentados individuales crueles y mediáticos, creando entornos de vigilancia permanente a través de cámaras y redes. El miedo a una nueva pandemia posiblemente sirva como imaginario para justificar plataformas aún más poderosas y finas en el control de las personas. La tecnología 5G, que en muchos sentidos hará muchas cosas de la vida más sencilla, también permitirá la creación de dispositivos nuevos y sistemáticos de control que, además, en muchos casos serán servicios ofrecidos al estado por grandes plataformas privadas. Del mismo modo que ya debemos anticiparnos para imaginar economías alternativas tras la catástrofe que se nos viene encima, también debemos hacerlo para crear nuevos controles públicos a la voracidad del control sobre las personas. Las nuevas formulaciones de los derechos, del Estado de Derecho, van a ser muy complejas porque no es sencillo regular estos nuevos poderes".

En relación con esta cuestión, se pone de ejemplo de control de la Salud Pública un sistema que ha aplicado Corea del Sur que se basaba en códigos QR y la geolocalización de los ciudadanos, que muchas democracias no han aplicado en nombre de la protección de datos. Sin embargo, a muchas empresas tecnológicas ya les autorizamos este tipo de accesos. ¿Cambiará nuestra relación con la tecnología?

Broncano: "Las dos columnas de la tecnología contemporánea (dejando a un lado la bioingeniería, que es otro tema) son, por una parte, la inmensa capacidad de producción, tratamiento y almacenamiento de datos; los almacenes de memoria en la nube permiten que todo dato pueda convertirse potencialmente en información, y de ahí en instrumento útil para alguien. Junto a los big data, por otra parte, están las inteligencias artificiales que permiten que esas memorias desmesuradas sean operativas. El producto es ya una reconfiguración del sistema productivo y de consumo. La tecnología está dejando de ser un conjunto más o menos gracioso y accesible de gadgets para convertirse en un caparazón informacional que afecta a todos los planos de la existencia. Las relaciones personales y afectivas están cada vez más mediadas por esta esfera informacional, y por ello también nuestras identidades. Lo nuevo de esta superestructura es que no cabe ya la posibilidad imaginada en otro tiempo de volverse a una aldea con técnicas primitivas o al bosque, como promovía el manifiesto de Unabomber. Los bosques y las aldeas serán, son ya, dependientes de la monitorización y el control a través de los grandes datos que están haciendo del Planeta un único sistema entrelazado, para bien o para mal. En este entorno, la primera de las preocupaciones que debe concernirnos es la de cómo preservar la agencia y la capacidad personal y colectiva para definir el futuro que queremos. La segunda, por supuesto, es rehacer el sistema productivo entero para hacerlo no solamente sostenible, sino para recuperar una naturaleza en muchos aspectos irreversiblemente degradada. Pero esto es también un problema tecnológico, el primer problema de la transición ecológica".