Qué contentos y qué bien nos venden todos los avances tecnológicos. El último con el que nos están bombardeando es el tema del Big Data. Ese sistema por el que, a través del análisis de nuestros hábitos, comportamientos y aspecto de interés, las compañías serán capaces de ofrecernos justo, justo eso producto que nos hará enormemente felices.

Sistema de Crédito Social

Pero, ay, las cosas no son así nunca. Ir dejando un rastro de datos basados en lo que hacemos cada día y en las páginas que miramos en Internet es una información demasiado jugosa para que no sea utilizada…. En nuestra contra. Es al parecer lo que pretende hacer el gobierno chino. Lo ha llamado con poca poesía Sistema de Crédito Social. Este sistema introduce en un programa una serie de parámetros de cada ciudadano en función de diferentes aspectos. Por ejemplo, su capacidad crediticia o más bien, los préstamos que ha devuelto. El cumplimiento de obligaciones con el estado. También información personal sobre experiencia uy cualificación. Y aquí viene lo mejor, lo peor en realidad, hábitos de comportamiento y preferencias que pueden incluir historiales de navegación y búsqueda en Internet. E incluso la valoración de otras personas.

Dichoso algoritmo

Un algoritmo, cómo no, analiza toda esta información y establecer una puntuación para cada ciudadano chino. Y esa puntuación podrá determinar cosas tan importante cómo los servicios sociales que puede recibir, los viajes que puede hacer fuera del país, la posibilidad de acceder o no a puestos de trabajo o no poder llevar a sus hijos a ciertos centros educativos. De momento las autoridades chinas lo están probando como una experiencia piloto a la que la gente se adscribe voluntariamente. Pero los gobernantes están decididos a ponerlo en práctica en 2020. Ahora, las comparaciones con 1984, Black Mirror o cualquier otra distopía de control están más que justificadas.