El impacto económico del cambio climático es un aspecto cada vez más estudiado. Cómo las consecuencias de mayores tormentas, menos lluvias y más calor va a afectar a la agricultura y otros sectores productivos. Pero también a nosotros mismos. Porque eso es algo que cualquiera puede comprobar. Cuando hace mucho calor no hay quien trabaje.

Por encima de 26 grados, nada

Ese pensamiento ha sido ahora puesto negro sobre blanco por un equipo investigador de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos. En este informe se especifica cómo el alza de la temperaturas va a afectar a la productividad de todos los países. 

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores eligieron a los sujetos de estudio menos propensos a ver afectada su actividad por elementos externos. Estos sujetos eran estudiantes. Según el análisis, las capacidades cognoscitivas de los alumnos descendían significativamente con los cambios bruscos de temperatura. Cuando el termómetro supera los 26 grados, sus habilidades bajaban en asignaturas como matemáticas (mucho más que en otros campos como la lectura).

El cuerpo no disipa el calor

Este mismo estudio arrojó que, cuando los cambios climáticos son más duraderos en el tiempo, los alumnos tienen más capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones y su rendimiento apenas se ve afectado. 

La explicación a cómo nos afecta el calor extremo, según los investigadores, es con altas temperaturas, el organismo tiene menos capacidad para disipar el calor generado por la actividad cerebral. Aunque los sujetos de estudios fueron adolescentes, los autores aseguran que los resultados pueden extrapolarse a toda la población

Es sin duda, una advertencia más de cómo el cambio climático puede afectarnos incluso en áreas que ni remotamente podríamos pensar. Y cómo este mismo fenómeno puede provocar que nos quedemos sin imaginación ni conocimiento para desarrollar las respuestas más adecuadas.