La producción de alimentos contribuye muy notablemente al cambio climático, aporta casi el 25 por ciento de las emisiones globales de carbono según la Asociación Estadounidense para la Nutrición. Y según un estudio de esta entidad encabezado por Diego Rose, director de nutrición en la Universidad Tulane, una sustitución de pollo por carne vacuna reduciría casi a la mitad los gases promedio.

El estudio de Rose se apoya en un estudio hecho a más de 16.000 personas, que entre 2005 y 2010 participaron en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición estadounidense. En ella, se pedía a los participantes que recordaran todo lo que habían comido en las 24 horas anteriores, y así, detectaron el impacto en carbono en cada dieta individual.

Los investigadores señalaron que las diez comidas con mayor impacto en el ambiente contenían todas cortes de carnes rojas, y alrededor del 20 por ciento de los participantes dio cuenta del consumo de una de estas comidas. Después, a base de simulacros, los investigadores calcularon un nuevo impacto en carbono para cada dieta reemplazando la carne vacuna con el producto avícola más semejante.

Las comidas derivadas de productos animales contribuyen más a las emisiones de "invernadero" que los alimentos con productos vegetales y, según el informe, las comidas que usan carne de animales rumiantes, como la carne vacuna y bovina, tiene impacto de carbono particularmente alto porque las ovejas y vacas también liberan gas metano.