Estamos muy lejos de entender las dinámicas terrestres a las que estamos sometidos. Aunque poco a poco vamos comprendiendo un poco más la magnitud de los acontecimientos terrestres. Y más nos vale, porque parece que algunos pueden ayudarnos

Si pensamos en la actividad volcánica relacionada con el clima, lo primero que pensamos es en Venus. En cómo la intensa actividad en su superficie derivó en un efecto invernadero desbocado que convirtió el planeta gemelo en un infierno. Pero al parecer, en la Tierra las cosas son diferentes.

Un nuevo estudio del Carnegie Institution for Science apunta a que las erupciones volcánicas pueden contribuir a bajar la temperatura de la superficie de la Tierra. Según este análisis, la expulsión de cenizas a la atmósfera contribuye a reflejar los rayos del Sol, de modo que se evita el recalentamiento. 

Discrepancias con los modelos

Para alcanzar estas conclusiones, los científicos han analizado las temperaturas inmediatamente posteriores a erupciones como la de El Chichón, a mediados de los ochenta o Pinatubo, en los noventa. En ambos casos, la temperaturas del planeta sufrió una baja significativa. 

Sin embargo, el análisis está lejos de ser concluyente. Algo que sorprendió a los científicos y para lo que no acaban de encontrar explicación, es que las simulaciones no funcionaron igual. Cuando se trató de extrapolar las conclusiones de los datos posterupción a un patrón informático, este arrojó resultados diferentes. El enfriamiento era menos y la diferencia entre la temperatura de la superficie terrestre y la del mar también era más baja que en los escenarios reales analizados. 

Lo que sí tienen claro los científicos es que estas conclusiones no pueden llevarnos a relajar las medidas para combatir la crisis climática. A día de hoy, la concienciación y la adopción de hábitos sostenibles sigue siendo la mejor política para evitar el desastre.