Aunque nos aterren y causen graves pérdidas humanas y materiales, los terremotos forman parte de nuestra vida en este planeta. Son la muestra de que la Tierra tiene su propia vida. Y pese a que resulte paradójico, es probable que nosotros no estuviéramos aquí si no fuera por esta actividad interior terrícola.

Pero, ¿pasa lo mismo en otros planetas? Ahora la sonda InSight ha detectado que, al menos en Marte, también existen seísmos. Y este hallazgo que abre nuevas líneas de investigación y estudio no ha sido sencillo. 

Nada es sencillo cuando hablamos de una sonda que ha viajado millones de kilómetros y ha experimentado un violento aterrizaje en Marte. Una vez establecida, comenzó a desplegar sus sistemas para detectar distintos eventos físicos y geológicos en el planeta rojo.

Pero reconocer movimientos telúricos en ese planeta no es sencillo. La sonda InSight instaló un sismómetro a unos 1,6 metros. Este sistema cuenta con seis sensores muy sensibles y precisos que permiten captar ondas en el subsuelo aunque sean muy débiles. 

Seismos de 15 minutos

Esa misma sensibilidad hace que estos sistemas sean proclives a las malas interpretaciones. Y en Marte las condiciones son más extremas debido a los grandes cambios de temperatura entre noche y día y al frecuente viento marciano. Estos fenómenos introducen interferencias en las lecturas del sismógrafo.

Pese a todos estos contratiempos, la sonda pudo finalmente detectar por primera vez un seísmo en Marte el pasado 6 de abril. El 10 y el 14 del mismo mes se registraron otros movimientos similares. 

Estos terremotos marcianos son bastante distintos a los de la Tierra y muy parecidos a los de la Luna. En lugar de ser  focos de ondas localizados, como en nuestro planeta, en Marte las ondas se desplazan mucho más lejos y con menor intensidad, como ocurre en nuestro satélite.  Por ejemplo, uno de los sismos detectados duró cerca de un cuarto de hora. Imaginar un terremoto terrestre de esa duración resulta inquietante. 

En cualquier caso, este hallazgo nos muestra que bajo su superficie, el planeta rojo mantiene vida. Aunque sea geológica.