Suelen argumentar los científicos, que estudiar lo que hay ahí fuera nos permite saber qué ha sucedido aquí. O va a suceder. Así, analizar lo ocurrido con el planeta Venus nos permite conocer qué cambios llevaron a ese planeta a convertirse en un infierno.

Porque según el Instituto Goddard, el planeta más similar a la Tierra pudo haber sido idéntico al nuestro hace unos 700 millones de años, solo. Según su nuevo estudio, Venus podrían haber tenido océanos de agua del que emergían continentes. Ofrecía al espacio una imagen muy similar a la de la Tierra. 

Agua pero menos

La única diferencia es que Venus tenía una cantidad de agua líquida muy inferior a la de la Tierra. En los distintos escenarios de simulación analizados, los que presentaban menor superficie cubierta de agua y a menos profundidades son las que han dado como resultado el estado actual del planeta.

Un estado que se debió a que la cantidad de agua menor no fue suficiente para absorber tanto las radiaciones solares como el CO2 emitido por los volcanes activos. Hay que tener en cuenta, además, que Venus, debido a su cercanía con el Sol, recibe más del doble de radiaciones que la Tierra.

El resultado fue un efecto invernadero que comenzó a desbocarse. Quizá les suene la canción. A medida que la temperatura se elevaba, más agua pasaba a la atmósfera. Finalmente, cuando las temperaturas interiores fueron extremas, el agua convertida en vapor se perdió a través de la atmósfera venusiana.

El siguiente objetivo de los científicos es tratar de identificar el proceso primigenio. Es decir, cómo el agua llegó al planeta y cómo se condensó sobre su superficie.