Nueve y veinte minutos de la noche del viernes 13 de julio de 2018. El AVE destino a Málaga parte de la madrileña estación de Atocha. Se inicia así un recorrido que en apenas dos horas y veinticinco minutos unirá la capital de España con la de la Costa del Sol. 

En el tren no hay ni rastro de los disfraces que la prensa dice atisbar, fin de semana sí y otro también, en un recorrido que la semana pasada se vio inesperadamente interrumpido por la fiesta que supuestamente armaban los integrantes de un grupo de ‘solteros’ que celebraban futuras nupcias.

Esto es lo que decían algunos periódicos del suceso: La Policía desaloja a una despedida de soltero de un AVE en la estación de Córdoba (ABC). Resacón en la Renfe: estudian denunciar a una despedida de soltero que paró un AVE (El Confidencial). 10.000 euros: la factura de Renfe a la despedida de soltero que montó la fiesta en el AVE (El Mundo). 

Lo cierto es que este viernes, a punto estuvo de nuevo de parar el tren. Porque disfraces a parte, nada más comenzar el trayecto el vagón-bar del tren estaba atestado de gente. 

A poco más de dos euros la cerveza Cruzcampo (33 centilitros) y a 7,60 el combinado ('Larios 12' con tónica), son muchos los que decidieron pasarse el trayecto amarrados a la barra del tren. 

Cerveza va, cerveza viene, hasta que a las 22.59 horas se ‘lió’ definitivamente. La única trabajadora del servicio de cafetería (su compañero se encarga de servir a los viajeros que ocupan los vagones de la clase ‘preferente’), estalló ante un viajero que se puso a cantar, acompañado de su teléfono móvil, una conocida canción flamenca. 

“¡No quiero ni una palabra. Usted se toma tranquilamente su bebida aquí en silencio o vamos a tener un problema, porque van a parar el tren y lo van a bajar!”, advirtió la camarera. El viajero, bastante ebrio ya, desafió a la trabajadora de Renfe: “Este tren no para en Córdoba”. Sin embargo, sus acompañantes le advirtieron poco después: “¡Cuidado!, no te pases que como la líes mucho son capaces de parar en Antequera-Santa Ana. Ni se te ocurra intentar fumar”.

Y así transcurrieron los últimos 25 minutos del trayecto en AVE. Mientras unos viajeros decían que Renfe debería dejar de vender alcohol en el AVE, otros usuarios -los más jóvenes-, se mostraban desafiantes: “Venimos de fiesta a Andalucía. Si no lo venden en el tren, nos lo traeremos del ‘chino’”. 

Finalmente, a las 23:45 horas el AVE llegó a María Zambrano. Allí esperaban una hilera gigante de taxis. Uno de ellos dijo: “¡Benditas despedidas de solteros y que Málaga se haya convertido en el destino de moda. No paramos de trabajar este verano!”. A su lado, una señora que rondaba los cincuenta años se quejaba: “Esto ya no es lo que era”. Desde luego, nunca llueve a gusto de todos.