El periodista José Luis Sastre, encargado de presentar en verano el matinal Hoy por Hoy en la Cadena SER, dedicó este lunes una reflexión de apenas tres minutos a un tema que golpea de lleno a miles de españoles: la desconexión entre los sueldos y el precio de la vivienda. Lo hizo con una precisión quirúrgica y una pregunta que resumió el sentir de toda una generación.
Sastre arrancó su análisis recordando un dato que, en apariencia, debería ser motivo de celebración: España ha alcanzado un récord histórico de personas ocupadas. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), el país ha superado los 22 millones de trabajadores, una cifra nunca vista antes. “Es un hito, objetivamente”, subrayó el periodista, antes de matizar: “Un hito que, objetivamente, convive con precios disparados en la vivienda y con la realidad de los salarios”.
Este contraste fue el punto de partida para un diagnóstico más amplio sobre la situación económica de la población joven y trabajadora. Sastre recuperó entonces unas declaraciones recientes de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, que ponía el foco precisamente en la calidad de vida que permiten los ingresos actuales. “La mediana salarial en España es de 1.666 euros al mes. No se puede vivir con dignidad con 1.666 euros al mes. Por tanto, hago un llamamiento a los empleadores a que hagamos un país mejor”, dijo Díaz en una entrevista también en la SER.
Pero la situación es aún más alarmante si se observa el caso de los jóvenes. Según datos del Consejo de la Juventud de España, el salario medio de una persona joven ronda los 1.048 euros mensuales, mientras que el coste medio de un alquiler con sus correspondientes gastos asciende a 1.200 euros. Es decir: ni siquiera trabajando a tiempo completo pueden costear una vivienda sin recurrir al endeudamiento o a compartir piso.
Para ilustrarlo, Sastre navegó por anuncios reales. En el barrio madrileño de Malasaña, un espacio de 15 metros cuadrados se alquila por 850 euros al mes. En la Ribera, uno de los barrios más emblemáticos de Barcelona, un “piso” de 18 metros se ofrece por 900 euros. En Bilbao, por 800 euros, se puede alquilar un apartamento de 32 metros... aunque en el anuncio se advierte de que “es abuhardillado y el baño es un poco bajo, no es cómodo para una persona alta”.
Esta precariedad habitacional no es nueva, pero la situación se agrava mientras se sigue señalando a los jóvenes por “quejarse demasiado”. La presidenta del Consejo de la Juventud, Andrea Henry, lo expresó de forma contundente en una reciente intervención en la misma emisora: “Hace un año sobrepasamos la barrera de los 30, es decir, que en España los jóvenes nos independizamos cuando dejamos de ser jóvenes”. Sastre retomó sus palabras para poner en evidencia una realidad que ya se ha hecho estructural: “Salarios de mil euros para alquileres de 1.200. Habitaciones compartidas y pisos que son más pequeños que una habitación”.
Con el mes de agosto como telón de fondo, en el que la política baja el ritmo y todo parece congelarse hasta septiembre, el periodista lanzó varias preguntas al aire: “¿En qué momento se normalizó pagar 900 euros por quince metros cuadrados? ¿O alquilar a precio de oro apartamentos donde la gente no puede ponerse derecha?”.
Como cierre, Sastre apeló a la dimensión constitucional del problema. “Si tampoco en esto, que es una urgencia social y un derecho recogido por la Constitución, es posible un acuerdo... entonces tenemos un problema profundo”. Aunque los indicadores económicos como el empleo o el paro puedan ofrecer cifras positivas, el periodista fue tajante: “Será imposible leer un dato, aunque sea el mejor, sin tener en cuenta que, para mucha gente, tener un trabajo en este país no garantiza llegar a fin de mes o poder construir su propio proyecto de vida”.