La abrupta salida de Iván Espinosa de los Monteros de Vox está generando mucha literatura y son muchas las personas que están contando anécdotas que le han tocado vivir junto al ya exportavoz de Vox en el Congreso de los Diputados.

Es el caso de Laura Arroyo, trabajadora de Podemos, quien ha narrado una historia que tuvo la mala suerte de vivir junto al propio Iván Espinosa de los Monteros, Santiago Abascal y Javier Ortega Smith. "Me sumo a la moda de contar anécdotas con los fascistas pero no para distinguir a nadie porque hartita me tienen. Una mañana subí a un ascensor en el Congreso para ir hacia la planta en que trabajo. Entraron Espinosa de los Monteros, Abascal, Smith y un técnico de VOX", ha comenzado expresando en un tuit.

A lo largo de los siguientes mensajes, Arroyo ha explicado la incómoda situación que le toco vivir al compartir un espacio tan reducido con los miembros de Vox: "Iban conversando. Sonrientes. Una mañana de trabajo normal en fachilandia. Se callaron al verme. Cubrí por inercia la credencial que decía “Grupo Parlamentario Confederal Unidas Podemos” y empecé a temblar. Temblé las tres plantas que el ascensor debía subir para poder bajarme".

A continuación, la trabajadora del partido morado, ha señalado que lo más difícil para ella fue pensar que estaba junto a personas tan diferentes ideológicamente y que lo primero que hizo al salir del ascensor fue echar a correr de lo mal que lo había pasado: "Temblé por estar encerrada con quienes me violentan a diario por ser mujer, migrante, racializada y de izquierdas. Temblé porque mi cuerpo reconoció el riesgo. Porque todos representan lo mismo. Porque nos miran exactamente igual. Porque nos violentan a diario de la misma manera. Llegué a la 3a planta. Salí corriendo. Decidí en ese momento que nunca más me quedaría en un ascensor si uno de ellos subía. El cuerpo a veces analiza mejor que la cabeza y reconoce amenazas sin distinciones. No siempre hace falta que te digan algo para que sentirte amenazada".

Finalmente, Arroyo ha explicado qué significa trabajar en el Congreso de los Diputados y compartir espacio con la ultraderecha. Además, se ha mostrado irónica en relación a todos aquellos que tratan de blanquear la figura de los dirigentes de la formación de extrema derecha: "Desde que entraron en el Congreso vivimos además del temor social de lo que representan ese temor corporal y primario. Las diputadas de izquierdas lo saben bien.Las técnicas también. Construimos nuestros protocolos de defensa individuales y seguramente limitados, pero necesarios. Y ahora si quieren pueden seguir distinguiendo a unos y otros, como si fuera posible. Llamando “liberales” a fascistas con relaciones empresariales desde vuestro privilegio blanco".