El reciente acuerdo de formación entre el Sindicato Unificado de Policías (SUP) y la organización Desokupa ha generado una ola de reacciones, destacando especialmente la respuesta de Macarena Olona, exdiputada de Vox. Este convenio, que beneficiará a 30.000 agentes de la Policía Nacional, ha sido calificado como "histórico" por Mónica Gracia, secretaria general del SUP. Sin embargo, no todos comparten este entusiasmo.
El acuerdo, que permitirá a Desokupa impartir cursos de defensa personal a través de su 'Club Desokupa', ha sido recibido con escepticismo por parte de otros sindicatos policiales y el Ministerio del Interior. Dani Esteve, líder de Desokupa, explicó que el curso es muy práctico y puede formar hasta 500 policías a la vez con 18 instructores. Además, será homologado y puntuable, y estará abierto a cualquier persona a partir del 20 de agosto.
En este sentido, mientras que Gracia ha considerado el acuerdo como una respuesta necesaria a la creciente violencia en las calles y la pérdida de autoridad, otros ven en esta colaboración un riesgo para la imagen de la policía. El Ministerio del Interior ha expresado su preocupación, indicando que estudiará si el convenio "conculca los valores democráticos". Según el Ministerio, "toda formación externa carece de valor de cara a evaluaciones profesionales", y se está considerando la apertura de un expediente para investigar el acuerdo.
En medio de esta controversia, Macarena Olona, ex portavoz y secretaria general de Vox, ha salido en defensa del acuerdo a través de su cuenta en X (anteriormente conocida como Twitter). Olona ha criticado duramente la postura del Ministerio del Interior, afirmando que "el Estado no puede impugnar un convenio privado entre un sindicato policial y una empresa privada”. “No es parte ni tiene legitimación", ha añadido. Además, ha calificado la intención del Ministerio de estudiar la impugnación del acuerdo como "un insulto a la inteligencia, en términos jurídicos".
Asimismo, Olona ha subrayado que, a pesar de las críticas, el convenio ofrece formación especializada en técnicas como el Grappling policial y militar, y que es voluntaria para quienes deseen participar. “Si Interior dotase a nuestros agentes de los medios y formación suficientes, no sería necesario recurrir a empresas externas. La sociedad puede tener total confianza en las Fuerzas del Orden, sin más militancia que la Ley y el Orden. Cuando hablamos de seguridad, solo los políticos irresponsables mezclan la ideología”, ha sentenciado la exdirigente de Vox.
Los vínculos entre Desokupa y la ultraderecha
Desokupa, una empresa española fundada en 2016, se ha convertido en un nombre conocido en el ámbito de los desalojos extrajudiciales. Su notoriedad no solo se debe a sus métodos expeditivos, sino también a sus vínculos con la ultraderecha, lo que ha generado controversia y debate en la sociedad española.
La empresa, dirigida por Daniel Esteve, un ex portero de discoteca y boxeador profesional, se presenta como una solución rápida y efectiva contra la ocupación ilegal de propiedades. Sin embargo, su discurso y acciones han levantado sospechas sobre su orientación ideológica. En varias ocasiones, Desokupa ha sido acusada de utilizar métodos coercitivos y violentos para desalojar a los ocupantes, lo que ha llevado a múltiples denuncias y condenas judiciales.
Uno de los aspectos más controvertidos de Desokupa es su relación con la ultraderecha. Esteve y su equipo han sido vistos en eventos y manifestaciones organizadas por grupos de extrema derecha, y su retórica en redes sociales a menudo refleja una postura ideológica alineada con estos movimientos. Además, la empresa ha recibido apoyo explícito de figuras políticas y mediáticas vinculadas a la ultraderecha, lo que refuerza la percepción de que Desokupa no es solo una empresa de desalojos, sino también un actor político con una agenda específica.
El caso de Majadahonda en abril de 2023 es un ejemplo ilustrativo de la controversia que rodea a Desokupa. Durante un intento de desalojo en este municipio, conocido por ser uno de los más ricos de España, se produjeron enfrentamientos violentos entre los ocupantes y los empleados de Desokupa. Los ocupantes acusaron a la empresa de utilizar tácticas intimidatorias y violentas, incluyendo el uso de perros y armas blancas. Este incidente no solo puso en evidencia los métodos cuestionables de Desokupa, sino también su capacidad para generar conflictos sociales significativos.
La conexión entre Desokupa y la ultraderecha también se manifiesta en su estrategia de comunicación. La empresa utiliza las redes sociales para difundir su mensaje y ganar apoyo, a menudo empleando un lenguaje que resuena con los sentimientos de inseguridad y frustración de ciertos sectores de la población. Esta estrategia ha sido efectiva para movilizar a simpatizantes y clientes, pero también ha atraído críticas por fomentar la polarización y el odio.