La periodista Gemma Camacho, rostro habitual del magacín Mañaneros 360 de Televisión Española, ha protagonizado una de las críticas más contundentes de los últimos tiempos contra la forma en que los medios cubren los incendios forestales. Su denuncia llegó tras ver cómo en distintos informativos y programas los reporteros se vieron obligados a retransmitir en directo desde lugares peligrosos, con las llamas a escasos metros, generando situaciones de verdadero riesgo.

En un mensaje difundido en redes sociales, Camacho escribió con firmeza: “Somos comunicadores, no marionetas de la tele”. Con esta declaración, la reportera quiso dejar claro que el trabajo periodístico debe centrarse en contar la noticia con rigor y cercanía, pero nunca poniendo en peligro la integridad de quienes la transmiten.

La indignación de la periodista se produce después de que varias reporteras de cadenas privadas tuvieran que abandonar precipitadamente zonas arrasadas por el fuego, en medio de llamas, humo y fuertes rachas de viento. Las imágenes, que recorrieron platós y redes sociales, mostraban cómo la espectacularidad de la cobertura parecía imponerse al sentido común. Para Camacho, estas prácticas responden más a una necesidad televisiva de captar audiencia que al verdadero espíritu del periodismo.

“Con todos mis respetos, no entiendo la necesidad de exponernos, de peligrar para contar la noticia… Ya basta de peticiones para estar al límite”, añadió Camacho en sus declaraciones. Para ella, es perfectamente posible informar desde lugares seguros y transmitir la magnitud de la tragedia sin necesidad de poner a los reporteros en una primera línea que debería estar reservada a bomberos y cuerpos de emergencias.

La periodista también subrayó que el espectador no necesita imágenes de riesgo extremo para comprender la gravedad de un incendio forestal. Según sus palabras, “el público lo va a entender igual si se cuenta con colas o desde un punto seguro”, defendiendo así un periodismo más consciente y humano.

El caso de Camacho no es aislado. En otras cadenas, presentadores como Pepa Romero también hicieron un llamado a priorizar la seguridad de sus compañeras en exteriores. Durante la emisión de YAS Verano en Antena 3, Romero interrumpió una conexión en directo para advertir: “Lo primero es la seguridad. No tenemos que meternos en el fuego para informar”. Estas advertencias reflejan una preocupación cada vez más extendida entre los profesionales, que empiezan a cuestionar seriamente dónde están los límites de la cobertura informativa.

Cada vez son más las voces que reclaman una revisión de los protocolos de cobertura en situaciones de riesgo, especialmente en fenómenos naturales como incendios o inundaciones.

Los incendios forestales que han golpeado distintas regiones de España en este verano de 2025 han vuelto a poner a prueba la resistencia y dedicación de los periodistas desplazados. Las imágenes de reporteros rodeados de humo, huyendo de las llamas o con dificultades para respirar son un recordatorio de que la labor informativa se enfrenta a peligros reales. Sin embargo, como recuerda Camacho, la función del periodismo no debe confundirse con el espectáculo ni con la búsqueda de la instantánea más dramática.

La propia Camacho ha insistido en que su crítica no se dirige a los reporteros, que en muchas ocasiones cumplen órdenes bajo presión, sino a las estructuras mediáticas que convierten la cobertura de tragedias en un espectáculo televisivo. Para ella, la solución pasa por un compromiso colectivo de las cadenas y productoras, que deben poner por delante la seguridad de los profesionales.

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