Isabel Preysler, una de las figuras más reconocibles de la alta sociedad española, ha publicado un libro sobre sus memorias que se puede leer desde este miércoles 22 de octubre bajo el nombre Mi verdadera historia. En esta obra, Preysler habre la puerta a episodios íntimos, aspectos nunca revelados de su vida pública y privada, y se muestra la voz directa de una mujer que durante décadas ha sido objeto de admiración, atención mediática y mitificación.

Nacida en Manila en 1951, Preysler se trasladó a España siendo muy joven. Su llegada a Madrid marcó el inicio de una vida de lujos en el centro de la élite española, una vida que por primera vez relata ella misma en un libro que pretende “contar su verdad”. En su autobiografía titulada Mi verdadera historia, se abre en canal para contar aspectos íntimos de su vida privada que nunca han sido revelados, es así como habla de sus relaciones amorosas.

En concreto, entre las vivencias que narra en su libro, despierta especial interés su relación con Mario Vargas Llosa, el nobel peruano fallecido este pasado mes de abril.

Una relación de sueños rotos

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa se conocieron en una fiesta en 2015, y su conexión mutua los llevo a 8 años de relación que finalizaron sin ningún motivo aparente conocido el 12 de diciembre de 2022.

En el libro se ve claramente como la relación evoluciona, pasando de “mi vida se llenó de juventud, de sueños, de deseos” a “manda a alguien a recoger todas tus cosas”.

Y es qeu para terminar esta relación le envió una carta de su puño y letra, en la que explicó y detalló todos los motivos que tenía para finalizar el romance. Preysler comienza su relato remitiéndose a los años en los que fueron felices, para demostrar que esa relación ya “no se parece en nada” a la que tenían al principio.

Dentro de las razones que le dio al escritor, le recrimina haberle perdonado tras una escena de celos que presenció Tamara Falcó: “Reproché entonces tu egoísmo y tu mala educación a pesar de que debido a tu soberbia ni si quiera me pediste perdón”.

La última escena de celos

El 30 de noviembre de 2022, pocos días antes de la famosa carta, tuvo lugar un evento que acabó con la paciencia de Isabel, cuando el escritor montó una segunda escena de celos.

“Sabes perfectamente que era una fiesta a la que acudí porque formaba parte de mi trabajo y que, además, lo hice acompañada de mi hija Ana. Me cuesta encontrar palabras adecuadas para explicarte el asombro que me produjo tu ridícula escena de celos la noche después de la fiesta de Moët & Chandon”, le escribió Preysler a Vargas Llosa refiriéndose a la escena que cambió todo. “Y utilizo el adjetivo de ridícula porque, a nuestra edad y en nuestro caso, las escenas de celos infundados están totalmente fuera de lugar y dan hasta vergüenza. ¿Cómo pudiste decirme levantando la voz, a lo que no estoy acostumbrada, que me estaba tomando ‘demasiadas libertades’?”, añadió.

A ambas escenas de celos se le suma que se tuviera que enterar por el servicio que esos días de diciembre había vuelto a su domicilio y mandara a una persona a recoger su pasaporte y algo de ropa. Preysler añadió a su carta que “lo que de verdad hace imposible la convivencia es la mala educación y tú estás muy maleducado”: Mi casa no es un hotel en el que las personas van y vienen sin tener en cuenta a los demás y yo no voy a soportar tus idas y venidas sin, por lo menos una explicación”. 

“Esta ha sido la segunda vez que lo has hecho pero no va a haber una tercera porque, por respeto a mí misma y porque no me lo merezco, no voy a dar por bueno tu comportamiento que considero totalmente inaceptable. Por favor, manda a alguien a recoger todas tus cosas”, terminó la empresaria su carta, con la que dio por finalizada su relación de ocho años con el nobel.

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