First Dates sigue dando grandes momentos también en su paso por la noche de Telecinco. En las últimas entregas, su restaurante acogió una esperpéntica cita entre dos simpatizantes de Vox que bien podría haber sido un guion de Berlanga. Los jóvenes, que no lograron encontrar ningún tipo de sintonía, dejaron claro que nada de feminismo ni "perroflautas", mientras que se deshicieron en halagos hacia Santiago Abascal. 

Los protagonistas de esta desastrosa cita fueron Ken, un estudiante de programación y creador de contenido de Altea de 24 años, y Leire, estudiante madrileña de bachillerato de 19 años. Él llegaba con una clara declaración ideológica, dejando claro quien es su referente: "Santiago Abascal sería el presidente más correcto para España, podría acabar con la inmigración ilegal, apoyar el crecimiento empresarial y acabar con esto de la igualdad de género", le decía a Carlos Sobera, al que dejaba ojiplático.

Más llamativo iba a ser aún el discurso que iba a articular sobre todo lo que no quiere en una mujer, famosas "red flags": "Que sea poco activa sexualmente, que sea feminista férrea y que tenga bótox excesivo en la cara". Su compañera de cena iba a criticar duramente sus palabras antes de conocerse: "Me ha parecido muy superficial. Y lo del sexo, demasiado directo sin ni siquiera haberme saludado".

Antes del cara a cara, ella también definió su prototipo no ideal: "Nunca podría estar con un perroflauta, que vista con pantalones anchos, fumando pipa y votando a Podemos". Aunque aparentemente estaban predestinados a entenderse, lo cierto es que los jóvenes no tuvieron mucho más en común además de sus ideales "muy de derechas, más Vox que de PP".

"Nos parecemos en la política, sí, pero lo demás… cero. No me gusta su corte de pelo, es muy de padre. Me van más morenos", se reía Leire, que aseguraba haberse quedado "blanca" al conocer los "hobbies" de Ken. Entre sus revelaciones, el alicantino reconoció que había dejado el balonmano porque no le gustaba el contacto físico: “¿Pero este tío? Un poco blandito sí que se le ve”, remataba ella. 

La falta de complicidad y la excesiva tranquilidad del joven originaron multitud de silencios incómodos que terminaron desesperando a Leire, que intento conducir la cita de principio a fin: "Veía muy poca iniciativa, siempre tenía que estar preguntando yo, y había muchos silencios. Eso en una primera cita echa para atrás". 

Pese a que la falta de feeling era más que evidente, Ken sorprendió diciendo que quería una segunda cita: "Me ha gustado físicamente y coincidimos en gustos similares". Sin embargo, Leire iba a cortar toda ilusión de raíz: "No tendría una segunda cita. Tú eres muy tranquilo, y yo soy muy intensa. Me aburriría".

Súmate a El Plural

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio