“Los recortes en la Sanidad pública de Madrid no cesan. He sido atendido de maravilla gracias al esfuerzo de sus sanitarios. Están superados por la falta de medios, pero salen adelante. Esto no puede seguir así”. Con estas palabras, el periodista deportivo Alfredo Duro resumió su experiencia tras varios días ingresado en el Hospital La Paz de Madrid, donde recibió atención tras resultar herido en el encierro de San Sebastián de los Reyes. El colaborador de El Chiringuito de Jugones quiso agradecer la profesionalidad del personal médico que le atendió, pero al mismo tiempo aprovechó para señalar lo que miles de trabajadores y pacientes llevan denunciando desde hace años: la sanidad pública madrileña se encuentra en una situación crítica.
Su testimonio coincide, además, con un momento especialmente delicado. El 26 de agosto comenzó la huelga de los servicios de urgencias de La Paz, convocada por los sindicatos para denunciar la falta crónica de personal, la saturación asistencial y el cierre de camas en pleno verano. Una protesta que, aunque simbólica, refleja la indignación de unos profesionales que aseguran estar “al límite”. Los recortes presupuestarios y la falta de contrataciones han provocado que hospitales de referencia, como La Paz, funcionen durante los meses estivales con plantillas reducidas, lo que se traduce en demoras, sobrecarga y un deterioro general de la atención.
Uno de los aspectos más polémicos de esta huelga son los servicios mínimos fijados por la Consejería de Sanidad. En algunos casos, superan la plantilla habitual de un día normal, lo que provoca la paradoja de que haya más trabajadores durante la jornada de paro que en una ordinaria. Los sindicatos denuncian que se trata de un mecanismo para neutralizar la protesta y, al mismo tiempo, la prueba más evidente de la precariedad estructural, si en huelga hay más personal que en un día normal, es porque el sistema está funcionando con menos recursos de los necesarios. Desde el Gobierno regional, presidido por Isabel Díaz Ayuso, se ha intentado restar importancia al conflicto, asegurando que el seguimiento de la huelga apenas ha alcanzado un 0,26%. Sin embargo, los trabajadores replican que esa cifra es artificial, ya que la imposición de unos mínimos desorbitados impide que el paro pueda notarse en la práctica.
La protesta en La Paz se suma a un ciclo de movilizaciones que viene repitiéndose en la sanidad madrileña durante los últimos años. Médicos de familia, enfermeras, celadores y personal de urgencias han salido a la calle en múltiples ocasiones para denunciar la falta de recursos y las condiciones laborales cada vez más precarias. Mientras tanto, las listas de espera se disparan, los centros de salud funcionan con déficit de profesionales y en verano se cierran plantas hospitalarias enteras bajo el argumento de que la demanda desciende. La realidad, según los sanitarios, es bien distinta: las urgencias siguen desbordadas y el sistema se mantiene en pie gracias a la entrega personal de sus trabajadores.
En este contexto, las palabras de Alfredo Duro adquieren una fuerza especial. No se trata de un sindicalista ni de un portavoz político, sino de un paciente que ha vivido la situación en primera persona. Su agradecimiento a los sanitarios de La Paz vino acompañado de una denuncia que apunta directamente a la gestión del Gobierno autonómico y a su presidenta, Isabel Díaz Ayuso. Un testimonio breve pero contundente que resume el sentir de muchos ciudadanos: “Esto no puede seguir así”.
El accidente en los encierros de San Sebastián de los Reyes
El caso de Alfredo Duro comenzó como un susto en las fiestas de San Sebastián de los Reyes y terminó convirtiéndose en un alegato por la sanidad pública. El periodista, de 64 años, participaba en el primer encierro cuando tropezó con una de las barreras de seguridad y cayó al suelo. En apenas unos segundos fue arrollado por varios cabestros que corrían a gran velocidad por la calle. El golpe pudo haber tenido consecuencias fatales y generó una gran preocupación entre los presentes y los espectadores habituales de El Chiringuito.
Las imágenes del accidente circularon rápidamente por redes sociales y obligaron a Pedrerol a abrir la emisión del programa confirmando el estado de su colaborador y lanzando un mensaje de calma. Duro fue atendido inicialmente en el hospital Reina Sofía de la localidad, pero tuvo que ser trasladado a La Paz con una conmoción y varias costillas fracturadas que le provocaban problemas respiratorios. Allí permaneció en observación durante varios días, hasta que los médicos confirmaron que su evolución era favorable.
Desde el hospital, el propio periodista grabó un mensaje de vídeo en el que, con tono humorístico, anunció que “abandonaba el mundo de la tauromaquia”. Sin embargo, tras recibir el alta, quiso poner el foco en algo más profundo: la situación de los sanitarios que le atendieron. “Me han tratado de maravilla, pero no se puede seguir trabajando así”, declaró, en un gesto que ha sido interpretado como un respaldo directo a la huelga que mantenían en ese mismo momento los profesionales de urgencias.