Razones para visitar Cocentaina en el puente de Todos los Santos

La Feria de Todos los Santos lleva celebrándose desde 1346 y es una de las más antiguas de España, solo superada por Xátiva y Segorbe

Ubicada en la majestuosa sierra Mariola, dentro de la comarca del Comtat en Alicante, encontramos Cocentaina. Esta localidad tiene raíces que se hunden en la prehistoria y ha visto desfilar culturas como la íbera, romana, musulmana y cristiana. Cada año, Cocentaina es anfitriona de la Feria de Todos los Santos, también conocida como Fira de Tots el Sants, una tradición que comenzó en 1346 por un privilegio otorgado por el rey Pedro IV 'el Ceremonioso' de Aragón al conde de Cocentaina. Aunque hay ferias con más antigüedad, como la de Xátiva (Valencia) que data de 1250, con el respaldo de Jaume I, y la de Segorbe (Castellón) que la precedió por unos pocos días, Cocentaina se destaca por la duración de su feria. El "privilegio" original establece que dure un impresionante periodo de quince días consecutivos.

Aunque antiguamente era una feria agrícola y ganadera, con el tiempo ha evolucionado y, actualmente, atrae a más de medio millón de visitantes cada año, convirtiéndose en un certamen comercial vital para la Comunidad Valenciana.

Otro orgullo de Cocentaina son las Fiestas de Moros y Cristianos en agosto, en honor a San Hipólito Mártir. Estas fiestas reviven las batallas entre moros y cristianos de los siglos XIII y XIV. Sus orígenes datan de la primera mitad del siglo XVIII.

Cocentaina también alberga valiosos patrimonios, como el Castillo de Cocentaina, el Castillo de Penella y el Palacio Condal. Además, posee pinturas rupestres que forman parte del Patrimonio de la Humanidad.

Para los entusiastas del senderismo, Cocentaina ofrece rutas impresionantes en la Sierra Mariola. En cuanto a la gastronomía, destacan platos como la 'olleta de blat', la pericana y las pelotas con caldo. Además, la ciudad cuenta con el restaurante L'Escaleta, galardonado con dos estrellas Michelin, dirigido por el chef Kiko Moya y el sumiller Alberto Redrado. Ambos son el legado de una tradición familiar en la gastronomía.