En su época de estudiante de Bellas Artes, Marina Núñez aseguró a sus hermanos -todos matemáticos- que “ni muerta” trabajaría con un ordenador. “Así que, imagínate lo que ha dado para cachondeo. Me equivoqué de plano”, reconoce ahora entre risas.

Ella -y no es un caso único, ni mucho menos- está muy lejos de la imagen mental que tenemos todos de la artista frente a un paisaje u objeto, con el lienzo en un atril. “Me parece más hipnótico el mundo del ordenador”, explica.

Núñez asegura que utiliza los nuevos procedimientos de forma súper pictórica

Núñez asegura que utiliza los nuevos procedimientos de forma súper pictórica 

Aun así, se define como “pintora, porque la forma en que utilizo estos nuevos procedimientos es súper pictórica y mi imaginario, en el que me he educado, son los cuadros del Renacimiento y del Barroco de la pintura occidental. Eso es lo que me apasionaba desde siempre. Por eso me gusta tanto estar en el Thyssen”.

Vanitas alude a los bodegones moralizantes sobre la fugacidad de la existencia y el absurdo de la vanidad

Vanitas
Se refiere a su exposición Vanitas, que estará abierta hasta el 29 de agosto en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. La muestra recoge 15 obras “todas recientes y 8 hechas específicamente para Thyssen, sabiendo ya que tenía esa posibilidad de dialogar con la obra del museo”.

En cuanto a los formatos, hay des óleos y dibujos hasta vídeos y esculturas talladas en cristal con láser. Según explica Núñez, el título Vanitas “es una alusión a esos bodegones moralizantes, esas naturalezas muertas que hablaban de la fugacidad de la existencia y cómo en ese sentido cualquier vanidad era un poco absurda. Y también más en general a la naturaleza muerta, el género de los bodegones, que es muy adecuado para hablar de la relación del ser humano con la naturaleza”.

Marina Núñez: Naturaleza - Isla

También es una alusión a que las mujeres pintoras quedaban relegadas a géneros menores

Ciclo Kora
La exposición se incluye en el ciclo Kora, que reúne obra de “mujeres que consideramos la perspectiva de género en nuestras obras”. Por eso, Núñez afirma que “también es una alusión a que las mujeres pintoras quedaban relegadas a géneros menores, como los cuadros de flores. No podían pintar los grandes cuadros de la Historia porque no podían acceder a las academias donde se enseñaba el desnudo. A las mujeres pintoras les quedaban los cuadros de género: los bodegones, pequeños retratos y cuadros de flores. Se trata de recoger este hecho histórico con cierta ironía”.

Las obras están hechas con el mismo software que se utiliza en las producciones de Hollywood

Tecnología
Núñez explica que “las obras están hechas con última tecnología, con softwares de última generación, que trabajan con objetos en 3D, esculturas metidas dentro del ordenador; y con simulaciones de cuerpos blandos, de fuego, de agua”.

Algo que ofrece la posibilidad de expandir el vocabulario y la sintaxis. La pintora hace referencia a Gombrich, y su libro Arte e ilusión. “Tendemos a pensar que tenemos una idea como artista y buscamos el medio para realizarla. Pero ese camino no es así, es circular. Conocer medios te lleva a nuevas ideas. Por eso, usar diferentes medios -en mi caso el software- cambia la forma de percibir el mundo y me estimula de forma diferente a hacer obras de arte”.

Reconoce que al utilizar softwares que son los mismos que se utilizan en las producciones de Hollywood “se te ocurren ideas”, pero “no es sencillo”. Y cree que no hace que la obra “sea mejor ni peor que un dibujo con lápiz en un papel”.

Incluso en los cuadros al óleo o los dibujos, las imágenes son generadas también por ordenador

Técnicas tradicionales
Por eso, no le extraña que su alumnado de la asignatura de Semiótica en la facultad de Bellas Artes de Pontevedra prefiera las técnicas tradicionales, como le sucedía a ella a su edad.

Pero eso no significa que en Vanitas no haya cuadros al óleo. Núñez utiliza todas las técnicas, “desde las más analógicas, hasta las de última generación. Pero incluso en los cuadros al óleo o los dibujos, las imágenes que luego yo pinto, son generadas también por ordenador, sin partir de un objeto real. Aunque haya un jarrón, no es un jarrón real; aunque haya una persona, no hay una persona real”.

En su caso, el contraste entre tradición y tecnología ha sido una constante: “Cuando pintaba, hacía ciencia ficción en óleo”, recuerda.

Todo está bien si la obra es buena

Ni mejor, ni peor
Insiste en que “la calidad no depende del medio. Está bien que coexista la gente que sigue dibujando en papel y quienes se lanzan a la realidad virtual. No tengo preferencia por ninguna de las dos. Me encanta la pintura del Thyssen. Todo está bien si la obra es buena”.

La única diferencia, quizá, es que su conocimiento de las nuevas tecnologías ha sido adquirido de forma individual, muy diferente a las técnicas clásicas aprendidas en las aulas de la facultad: “Me las he ingeniado para aprender por mi cuenta. Solo es una cuestión de paciencia, la misma necesaria para pintar”.

Marina Núñez ha dado la vuelta a su propia historia: de defender las técnicas tradicionales frente a sus hermanos, a optar por la tecnología frente a sus estudiantes. Y, con su obra, espera también dar la vuelta al papel de las mujeres en el mundo del arte, “que sigue estando por debajo del 50 por ciento”.