El pasado 1 de abril, la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones [Anfac] publicaba las cifras de ventas en nuestro país durante el mes de marzo. ¿Sabes qué segmento fue el único que aumentó las ventas? El de los vehículos electrificados: crecieron un 17,6%, con una cifra total de 6.859 unidades entregadas y su cuota de mercado se situaba en el 9,5%.

En el acumulado del año 2022, las entregas de eléctricos, híbridos y de gas (turismos, cuadriciclos, vehículos comerciales e industriales y autobuses) subieron en un 21,5%, hasta las 70.072 unidades. En total, el segmento de “alternativos” suma una cuota de mercado del 34%.

España se mantiene en el pelotón de cola de la electrificación

Camino por recorrer

Sin embargo, las estimaciones de ANFAC apuntan que, “si se quiere alcanzar el objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima de tener un parque de tres millones de turismos electrificados en 2030, es necesario acumular unas ventas de turismos electrificados de 120.000 unidades en 2022. Esto significa que, en el primer trimestre del año, tendrían que haberse comercializado al menos 30.000 unidades cuando solo se han entregado 17.701 unidades. De igual manera, el esfuerzo en instalación de puntos de recarga ha de ser mayor para incrementar aún más este mercado y no seguir quedándonos atrás respecto a nuestro entorno europeo”.

José López-Tafall, director general de ANFAC, señaló que “a pesar de la caída general del mercado, las matriculaciones de vehículos electrificados sigue en alza. Las marcas fabricantes siguen incorporando una amplia oferta de vehículos de este tipo, pero la demanda, aunque crece, todavía no lo hace al ritmo necesario para alcanzar los objetivos de descarbonización y recuperar el retraso con los principales países de Europa”.

Además, advirtió de que “España se mantiene en el pelotón de cola de la electrificación. Es necesario acelerar el esfuerzo con más medidas de impulso a las infraestructuras de recarga, como la mesa de gobernanza propuesta por ANFAC, y mejorando la eficiencia en los planes de ayuda a la demanda existentes. Es también necesaria una fiscalidad que de modo positivo ayude la descarbonización tanto de los nuevos vehículos como del parque existente”.

En Estados Unidos, los coches eléctricos de segunda mano son ya más caros que los nuevos

Otros problemas

Pero puede que la falta de demanda y medidas de apoyo no sean el único problema del coche eléctrico. En Estados Unidos, los precios de este tipo de coches en el mercado de segunda mano es superior al del concesionario. Es decir, si tuvieras la suerte de adquirir uno nuevo hoy, podrías venderlo mañana por más dinero del que te habría costado.

Las causas de esta extraña situación de mercado son la inflación y la carestía de componentes para fabricar coches. Según la US Bureau of Labor Statistics [la agencia oficial estadounidense de estadísticas laborales], los precios de vehículos de segunda mano en el mes de marzo se incrementaron un 35% en comparación con las mismas fechas del año pasado.

“El incremento de la demanda de chips por parte de nuevos tipos de clientes, combinada con la pandemia y las tensiones geopolíticas han generado una extraordinaria presión en la provisión, tanto de procesadores simples, como de avanzados, en 2021, lo que ha provocado escasez de todo, desde coches hasta consolas de videojuegos”, señalaba Wired en diciembre del año pasado.

Según esta publicación, “incluso el coche de gas más básico tiene hoy en día más de 100 chips, mientras que el último modelo eléctrico puede llevar más de 1.000”. La carestía de estos elementos fundamentales para su funcionamiento provocó retrasos en la producción y un incremento de los precios de los vehículos nuevos. Como consecuencia, muchas personas volvieron sus ojos hacia el mercado de segunda mano, lo que ha provocado un incremento de la demanda y, como cabía esperar, del valor de los productos ofertados en él.

A principios de marzo, el precio del níquel [un componente fundamental en las baterías de algunos vehículos eléctricos] se disparó y provocó una crisis como no se había registrado desde 1985, cuando sucedió algo parecido con el estaño, según señalaba Bloomberg. En poco más de 24 horas se llegó a registrar una subida del 250%.

A esto hay que sumar el retraso en la fabricación de vehículos que se provocó en 2020 y 2021 y del que el mercado todavía no se ha recuperado.