Hoy es 8 de marzo, día internacional de la Mujer. Este año, el lema elegido por Naciones Unidas es “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”. Porque, como señala la institución, “potenciar la igualdad de género en el contexto de la crisis climática y la reducción del riesgo de desastres es uno de los mayores desafíos mundiales del siglo XXI”.

“Cada vez es más evidente que las mujeres son más vulnerables al impacto del cambio climático que los hombres”, explican desde la ONU. El motivo es que “constituyen la mayoría de la población pobre del mundo y son más dependientes de los recursos naturales afectados por esta amenaza medioambiental”.

Las mujeres y las niñas son líderes eficaces y poderosas

Papel importante

Eso no significa que su papel sea menos importante: “Las mujeres y las niñas son líderes eficaces y poderosas que impulsan el cambio para lograr la mitigación y la adaptación climáticas. Se implican en iniciativas sostenibles en todo el mundo y su participación y liderazgo generan una acción por el clima más eficaz”.

Por eso, señalan como condiciones indispensables para lograr el desarrollo sostenible y una mayor igualdad de género “seguir explorando las oportunidades, así como las limitaciones, para permitir que las mujeres y las niñas tengan voz y participen en igualdad en la toma de decisiones relacionadas con el cambio climático. Sin igualdad de género hoy, el futuro sostenible e igualitario seguirá estando fuera de nuestro alcance”.

Si las agricultoras tuvieran un acceso equitativo a los recursos productivos, el rendimiento crecería hasta un 30%

Acciones

Desde ONU Mujeres, proponen cinco acciones para alcanzar ese objetivo. La primera de ellas es “empoderar a las pequeñas agricultoras”. Según sus datos, en las últimas décadas, el 55% de las mejoras en el área de la seguridad alimentaria de los países en desarrollo han sido impulsadas por programas que fomentan el empoderamiento de las mujeres. Los cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] apuntan a que si las agricultoras tuvieran un acceso equitativo a los recursos productivos, sus rendimientos agrícolas aumentarían entre un 20 y 30%. Esto permitiría proporcionar alimentos suficientes para evitar que padezcan hambre entre 100 y 150 millones de personas, con lo que el nivel de hambruna en el mundo bajaría de un 12 a un 17%.

También es preciso invertir en el trabajo de cuidados. Según la ONU, la economía mundial “depende” de esta labor “no remunerada o mal remunerada que realizan, sobre todo, las mujeres. Sin embargo, a pesar de su carácter esencial –del cual hemos sido testigos como nunca antes durante la pandemia de COVID-19–, este trabajo no es valorado como es debido. Al contrario, el trabajo de cuidados (al igual que el medio ambiente) se considera un producto ilimitado que puede utilizarse sin que esto acarree ningún costo o consecuencia”. Por tanto, la organización exhorta a los gobiernos a “tratar el trabajo de cuidados como un bien común, ampliar su disponibilidad y brindar el apoyo adecuado a quienes lo llevan a cabo”. 

Otra acción que debe llevarse a cabo es apoyar el liderazgo de las mujeres “tanto a nivel nacional como comunitario”, puesto que  su “liderazgo” y representación “parecen lograr mejores resultados ambientales. Los países con un mayor porcentaje de ellas en el parlamento tienden a adoptar políticas de cambio climático más rigurosas, lo que da como resultado la disminución de las emisiones de carbono”.

Algo que es especialmente relevante en el caso de las mujeres indígenas, que “poseen conocimientos únicos sobre la agricultura, la conservación y la gestión de los recursos naturales, por lo tanto, son voces indispensables en cualquier proceso de toma de decisiones”.

La ONU apunta también a la necesidad de financiar las organizaciones de mujeres. “Las organizaciones sólidas de la sociedad civil son un sector importante para contrarrestar el poder de los actores empresariales y estatales”, señala. Y añade: “En las comunidades vulnerables, las organizaciones de mujeres, a menudo, actúan como una red de seguridad informal, cerrando las brechas en los servicios públicos y ayudando a brindar apoyo de emergencia. Empoderar a dichas redes comunitarias es una forma crucial de crear resiliencia ante el clima a nivel local”.

Por último, Naciones Unidas hace hincapié en la protección de la salud femenina, en especial ante el cambio climático, ya que “son más propensas a morir como consecuencia de los desastres, debido en parte a su acceso limitado a los recursos y servicios”. Y, por si fuese poco, “como ocurre con otras crisis y desastres, el cambio climático también conduce a más violencia de género”. 

El matrimonio infantil es otro de los problemas de las mujeres

El cambio climático también conduce a más violencia de género

Matrimonio infantil y otros problemas

El cambio climático no es el único problema que tienen que afrontar las mujeres en los países más pobres. La ONG Mundo Cooperante llama la atención sobre el matrimonio infantil. Su programa Ser niña es un derecho ha impulsado más de 100 proyectos dirigidos a mejorar las condiciones de vida de niñas y jóvenes vulnerables de 22 países. 

En total, en el programa participan más de 60 organizaciones “con una trayectoria de trabajo contrastada en la lucha por la igualdad de género y en la protección de niñas y jóvenes frente a las conocidas como prácticas nocivas: la Mutilación Genital Femenina y el matrimonio forzoso”, explican.

La ONG acaba de presentar, junto a Mango, una colección compuesta por dos camisetas [una para mujer y otra para hombre] y una tote bag, creada por dos mujeres y artistas excepcionales, la ilustradora californiana Torin Ashtun y la escritora barcelonesa Leticia Sala. El total de los beneficios generados por su venta se destinará a Ser niña es un derecho.

Los datos de la desigualdad [fuente: Naciones Unidas]:

  • El 70% de los 1.300 millones de personas que viven en condiciones de pobreza son mujeres. En las áreas urbanas, el 40% de los hogares más pobres están encabezados por ellas.
  • Son quienes predominan en la producción mundial de alimentos (50-80%), pero poseen menos del 10% de la tierra.
  • El 80% de las personas desplazadas por desastres y cambios relacionados con el clima en todo el mundo son mujeres y niñas.
  • El cambio climático puede conducir a más violencia de género, un aumento de los matrimonios infantiles y un empeoramiento de la salud sexual y reproductiva.