Parece que los niños juegan cada vez menos. La preocupación es tanta, que las Naciones Unidas celebran hoy el día internacional del Juego ¡por primera vez en la Historia!

El objetivo de esta jornada es “destacar la importancia de preservar, promover y dar prioridad al juego para que todas las personas, especialmente los niños, puedan aprovechar sus beneficios y desarrollar todo su potencial”, según explica la ONU.

Unos 160 millones de menores trabajan en lugar de jugar

Niños que no juegan

Según cifras de la institución, unos 160 millones de menores trabajan en lugar de jugar o estudiar. En países como España, con escolarización obligatoria, la problemática puede ser distinta, casi siempre relacionada con exceso de actividades extraescolares o la imposibilidad de estar en la calle.

De hecho, “solo uno de cada cuatro niños juega regularmente en la calle, en comparación con la generación de sus abuelos, en la que casi tres cuartas partes afirmaban jugar al aire libre varias veces a la semana”.

El juego es un lenguaje universal que hablan personas de todas las edades

Jugar es importante

“Más allá de la mera recreación, el juego es un lenguaje universal que hablan personas de todas las edades y que trasciende fronteras nacionales, culturales y socioeconómicas”, afirma la ONU.

Y tiene otras muchas ventajas: “También estimula la resiliencia, la creatividad y la innovación de los individuos. Para los niños en especial, ayuda a construir relaciones y mejora el control, la superación de traumas y la resolución de problemas. Les ayuda a desarrollar las habilidades cognitivas, físicas, creativas, sociales y emocionales que necesitan para prosperar en un mundo en constante cambio”.

No poder jugar perjudica directamente el bienestar y desarrollo de los más pequeños

Sin juego

La privación de oportunidades para jugar para los más pequeños “perjudica directamente su bienestar y desarrollo”. Además, puede afectar directamente a la adquisición de nuevos conocimientos. Según explica la ONU, “el aprendizaje basado en el juego ha sido reconocido como un enfoque eficaz para implicar activamente a los alumnos. Permite que sea más ameno y pertinente, con lo que aumenta la motivación y la retención de la información”.

Por otro lado, se considera que el juego “tiene efectos positivos en la promoción de la tolerancia, la resiliencia, además de facilitar la inclusión social, la prevención de conflictos y la consolidación de la paz”. Por ese motivo, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño consagra el juego como derecho fundamental en su artículo 31.

¿Para qué jugar?

Desde las Naciones Unidas explican que “proporciona oportunidades valiosas de aprendizaje en todos los ámbitos del desarrollo: intelectual, social, emocional y físico. A través de él, los niños aprenden a forjar vínculos con los demás, a desarrollar una amplia gama de habilidades de liderazgo, a desarrollar la resiliencia, a navegar en sus relaciones y afrontar los obstáculos sociales, así como a vencer sus miedos. Cuando juegan, se sienten seguros”.

Por eso, lo hacen “para dar sentido al mundo que los rodea. En términos más generales, el juego proporciona una plataforma para que se expresen y desarrollen su imaginación y creatividad, que son aptitudes fundamentales para el mundo tecnológico e innovador en el que vivimos”.

Salud

Pero no solo eso. Este tipo de interacciones también contribuyen al bienestar y la salud mental de progenitores, cuidadores y menores: “Cuando las crisis humanitarias ponen patas arriba el mundo de un niño, es en el juego donde puede encontrar seguridad y un alivio ante las adversidades, a la vez que puede explorar y procesar sus experiencias con el mundo”.

Por eso, “cuando se ven obligados a abandonar sus hogares a causa de la guerra, los conflictos y los desplazamientos, el acceso a relaciones enriquecedoras con sus padres o cuidadores y con sus iguales es un amortiguador fundamental de los efectos de la violencia, la angustia y otras experiencias negativas. El juego reconforta y tranquiliza“.

No es de extrañar que el 71 % de los más pequeños afirmen que el juego es importante porque los hace felices; y el 58% diga que los ayuda a hacer amigos y pasarlo bien con los demás.