¿Cómo las infraestructuras verdes contribuyen a la preservación de la biodiversidad?

Te contamos en el Día Mundial de la Biodiversidad, 22 de mayo, cómo se protege el medio ambiente a través de la gestión del agua, con infraestructuras integradas en el entorno natural

EP Brands

Los murciélagos son el único mamífero capaz de volar gracias a que han transformado sus extremidades superiores en alas. Estos cazadores nocturnos tienen un papel clave en la polinización de flores, control de plagas de invertebrados y la dispersión de semillas y frutos. Aunque es uno de los animales más abundantes del planeta algunas especies están en peligro de extinción o son sumamente vulnerables, como es el caso del murciélago más grande de Europa, el nóctulo gigante (Nyctalus lasiopterus), que vive en el Parque Natural de La Garrotxa, en Girona. En su preservación contribuye, entre otros, Agbar, la compañía del Grupo Veolia que se ha convertido en un referente mundial de la transformación ecológica con soluciones en agua, energía y residuos.

Proteger la biodiversidad es tarea de todos y las empresas que gestionan los recursos naturales juegan un papel clave. Agbar lleva más de 156 años gestionando el ciclo integral del agua y ofrece soluciones que cuidan de nuestro ecosistema. Así, sus infraestructuras están completamente integradas en el entorno natural.

Humedales artificiales para proteger un paraíso natural

Las depuradoras de Olot y Sant Joan de les Fonts, en la comarca de La Garrotxa, son dos de estas instalaciones verdes. Allí, Agbar ha intervenido para preservar el entorno creando dos jardines de mariposas y prados floridos para favorecer la polinización. Además, se han incorporado elementos naturales y refugios para favorecer a diferentes especies animales, entre ellas varios tipos de murciélagos, aves, insectos descomponedores de madera e invertebrados y reptiles.

 

Humedales artificales de recuperación en Begudà (Girona)
Humedales artificales de recuperación en Begudà (Girona)

Una de las actuaciones más espectaculares son los dos humedales artificiales de depuración que permiten mejorar la calidad del agua del río y, además, crear diversos hábitats acuáticos. El seguimiento que se está haciendo de esta intervención demuestra el beneficio sobre especies amenazadas ligadas a este entorno, en concreto sobre la población local de anfibios y murciélagos, que aprovechan el humedal como zona de reproducción o alimentación. Se ha podido confirmar, por ejemplo, la presencia de un tipo de murciélago, el ratonero patudo.

El cambio climático está provocando que muchas de estas especies, clave para el mantenimiento de la biodiversidad, se queden sin un entorno apropiado para vivir. Con estas actuaciones, Agbar les proporciona un hábitat adaptado a sus necesidades y, entre otras cosas, ha instalado cajas para los murciélagos y hoteles de insectos. No solo favorecen la polinización, sino que también luchan contra las especies invasoras.

Los humedales artificiales están en los alrededores del río Turonell, un afluente del Fluvià que nace en Begudà , que está sufriendo las consecuencias del cambio climático. Forma parte del Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa, de gran valor medioambiental.

Se trata del mejor exponente de paisaje volcánico de la península ibérica, con una cuarentena de conos volcánicos y más de 20 coladas de lavas basálticas. La orografía, el suelo y el clima proporcionan una variada vegetación, a menudo exuberante, con encinares, robledales y hayedos de excepcional valor paisajístico.

Soluciones basadas en la naturaleza

Actuaciones similares se están llevando a cabo en otros puntos del territorio como en la Región de Murcia, donde las lagunas artificiales de la depuradora de Cabezo Beaza, en Cartagena, sirven de refugio a más de 30 especies de aves acuáticas, entre ellas la malvasía cabeciblanca, un peculiar pato buceador con una población muy escasa y que estuvo a punto de desaparecer hace medio siglo.

La compañía ha puesto en marcha este tipo de soluciones basadas en la naturaleza, también en grandes ciudades con el fin de aumentar la resiliencia y frenar la pérdida de biodiversidad provocada por el cambio climático. El ejemplo más claro lo tenemos en Alicante, con el parque La Marjal, muy cerca de la playa de San Juan, que protege a la ciudad de las inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales, episodios que cada vez son más frecuentes en esta zona. En el interior hay un gran estanque capaz de almacenar hasta 45.000 m3 de agua y está rodeado de vegetación acuática. Allí puede observarse la flora y fauna típica de los humedales naturales de la Comunidad Valenciana (marjales). También se recrean los ecosistemas de montaña y el paisaje agrícola mediterráneo.

 

Compromiso con el medio ambiente

Además de preservar la biodiversidad en todas sus instalaciones, protegiendo y recuperando espacios naturales, Agbar promueve iniciativas entre sus trabajadores y las comunidades locales destinadas a fomentar la cultura de la conservación y respeto del medio ambiente. Es el caso del BiObserva, un programa de voluntariado en el que colaboran más de 270 trabajadores. Los participantes son trabajadores de diferentes plantas de tratamiento de la compañía que aportan información sobre la avifauna presente en sus centros de trabajo. Hasta el momento se han podido recoger más de 145.000 observaciones, que sirven para conocer la calidad ambiental de las instalaciones y, por otra parte, se comparten en el Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF), una red internacional de infraestructura de datos.

En este 22 de mayo, Día Mundial de la Biodiversidad, no está de más recordar la contribución que hacen a la preservación de nuestros ecosistemas proyectos como este y la evolución hacia infraestructuras verdes.