Cada 22 de mayo se celebra el Día Internacional de la Diversidad Biológica, una fecha muy necesaria para concienciar de la importancia de restaurar y preservar los ecosistemas naturales.  Este año el lema elegido es ‘Construir un futuro compartido para todas las formas de vida’, con el que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) quiere poner el acento en la gran cantidad de seres vivos que están desapareciendo, así como los ecosistemas en los que habitaban. En este momento, un millón de especies animales y vegetales está en peligro de extinción, según datos de la ONU.

Petirrojo europeoEl petirrojo europeo, una de las especies objetivo del programa BiObserva, fotografiada por trabajadores en las instalaciones de Agbar

Un millón de especies animales y vegetales está en peligro de extinción, en gran medida a consecuencia de la actividad humana

La pérdida de la diversidad biológica, causada en gran medida por la actividad humana, conlleva graves consecuencias. Al romper el equilibrio de los ecosistemas, nos encontramos con situaciones como la que hemos vivido con la pandemia del coronavirus y pueden venir otras peores. La protección de la biodiversidad es un reto inaplazable para el futuro del planeta y de las personas.

La actividad humana ha alterado el medio ambiente terrestre en un 75% y el marino en un 66% (ONU). En el caso concreto de la Unión Europea, el 73% de los ecosistemas de agua dulce (ríos y lagos) tienen un estado de conservación desfavorable y los humedales han disminuido un 51% desde 1970, según datos de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).

En esta situación de emergencia, en la que mirar a otro lado no es opción, las empresas tienen un papel fundamental, en especial aquellas que gestionan recursos naturales. Nos fijamos en el ejemplo de Agbar, uno de los grupos más comprometidos con la preservación del medioambiente y el cuidado de los ecosistemas naturales. Lleva más de 150 años gestionando el ciclo integral del agua y ha incorporado a su ADN la búsqueda de soluciones basadas en la naturaleza. La gestión de la biodiversidad está en el día a día de la empresa y en la toma de decisiones.

De plantas de tratamiento de agua a reservas de biodiversidad

Agbar quería que sus instalaciones fueran algo más que una planta de tratamiento de agua y convertirlas en reservas de biodiversidad. Este proyecto fue galardonado en 2018 con el Premio Europeo de Medio Ambiente a la Empresa que otorga la Comisión Europea. Gracias a estas soluciones basadas en la naturaleza, podemos hablar de infraestructuras verdes, un modelo que implica que las plantas de tratamiento del grupo tienen protocolos de control de flora exótica invasora, están libres de fitosanitarios y por tanto realizan un mantenimiento ecológico de sus zonas verdes, tienen protocolos de actuación ante incidencias con fauna y el personal recibe formación periódica sobre temas aplicados a sus instalaciones para la mejora de la biodiversidad.

Agbar apuesta por la naturalización de sus infraestructuras, favoreciendo la biodiversidad local

Actualmente 90 plantas de tratamiento del grupo tienen diagnóstico de biodiversidad y planes de acción de naturalización. El 80% de estas instalaciones se encuentran en espacios naturales protegidos. El objetivo es ir naturalizando todas las instalaciones, priorizando aquellas que se encuentran en espacios sensibles, de forma que favorezcan la biodiversidad y las funciones ecológicas del entorno donde se ubican, transformándolas así en infraestructuras verdes.

Este esfuerzo por naturalizar las instalaciones con las que cuenta en espacios protegidos les ha llevado, por ejemplo, a hacer un hotel para insectos en La Garrotxa (Girona) en un entorno de gran valor medioambiental, donde también han sembrado prados autóctonos de buena calidad ecológica y creado jardines que favorecen a mariposas y polinizadores. En la depuradora de Begudá, en la misma comarca, se está restaurando un humedal de depuración (una solución basada en la naturaleza), que había quedado fuera de uso cuando en el 2005 se construyó la depuradora convencional. La restauración de Begudá ha supuesto la creación de acuáticos para especies amenazadas, pero además se ha mejorado la calidad de agua del río y es una medida dirigida a la adaptación local al cambio climático.

De Girona nos vamos a Cartagena, donde la depuradora de Cabezo Beaza, además de limpiar el agua y ser de gran ayuda a la sostenibilidad hídrica en una región escasa en recursos, contribuye a la conservación de más de 30 especies de aves acuáticas que se refugian en sus lagunas artificiales. Entre estas especies está la malvasía cabeciblanca, un peculiar pato buceador que se encuentra en peligro de extinción, con una población muy escasa y localizada estuvo a punto de desaparecer en la década de los años setenta del pasado siglo.

Los Humedales de Illa de Mar y de l’Embut, en el Delta del Ebro, declarados reserva natural de fauna salvajeLos Humedales de Illa de Mar y de l’Embut, en el Delta del Ebro, declarados reserva natural de fauna salvaje

Agbar ha creado en el Delta del Ebro unos humedales de depuración del agua utilizada para el cultivo del arroz y que se han convertido en un espacio de gran valor ecológico. Los humedales artificiales de depuración de Illa de Mar y de l’Embut fueron declarados en 2020 reserva natural de fauna salvaje por el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña. Estos humedales no solo son espacios idóneos para las aves, sino que se han convertido en un lugar ideal para la observación ornitológica, paseos naturalistas y educación ambiental. Allí se han observado 48 especies diferentes de aves, 33 de ellas incluidas en el catálogo de especies amenazadas.

Preservar la biodiversidad en las zonas urbanas es también uno de los objetivos de Agbar, que pone el foco en hacerlas más resilientes al cambio climático y mejorar la calidad de vida de las personas. Uno de los ejemplos más llamativos de esta acción en zonas urbanas es el parque El Recorral de Rojales (Alicante), donde se han construido cinco enormes lagunas para minimizar posibles vertidos al parque natural de Las Lagunas de La Mata y Torrevieja. Estas lagunas artificiales sirven para almacenar y distribuir el agua regenerada. Además, se ha llevado a cabo una gran intervención paisajística con la plantación de árboles y arbustos a lo largo de los caminos de las lagunas, así como la introducción de nuevas especies vegetales y animales. Se pretende configurar este espacio tanto como área recreativa, coma zona de conservación y de compromiso medioambiental.

Por otro lado, el grupo fomenta una cultura para la conservación del medio ambiente, sensibilizando y concienciando a sus trabajadores y las comunidades locales sobre el buen uso y cuidado del agua y del medio ambiente gracias a campañas y programas educativos. Entre ellos, el Programa BiObserva Voluntariado. Se trata de una iniciativa corporativa, implantada en más de 95 instalaciones, en la que colaboran más de 270 trabajadores de la compañía como voluntarios. Todos ellos registran a través de una app o en una plataforma web de acceso público los avistamientos de especies de avifauna en sus centros de trabajo. Las observaciones, cerca de 114.000, se analizan internamente para diseñar planes de acción de biodiversidad. Asimismo, están a disposición de la ciencia en bases de datos internacionales de biodiversidad.