Adriana Casillas ha hecho un viaje poco menos que peculiar: de violonchelista de primer nivel, a criadora de insectos. Pero no te creas que es como cuando tú tenías unos cuantos gusanos de seda en una caja de galletas: ella los cría por toneladas.

Quizá el origen de todo esté en su obsesión por el cambio climático, que le viene “desde pequeña”, en su Salamanca natal. De hecho, todavía sus amigas le recuerdan que “les daba la vara” con el tema a todas horas.

“Es nuestra obligación intentar cambiarlo”, afirma rotunda. Y añade: “Hay que redefinir las cadenas de valor para volver a encontrar ese equilibrio que debe existir entre la Tierra y el ser humano”.

No he aprendido más de gestión como en mi etapa como músico clásico

Una trayectoria única
Lo suyo siempre fue el violonchelo. Es licenciada superior en música clásica y contemporánea y ha formado parte de grandes orquestas. Después se fue  a estudiar a Estados Unidos y realizó diferentes programas de formación. De hecho, tiene tres másteres en gestión.

Aunque asegura que “no he aprendido más de gestión, de trabajo en equipo y demás como en mi etapa como músico clásico contemporáneo. No te lo enseñan en las escuelas de negocio”.

Tebrio es lo que he estado esperando toda mi vida

Más allá de los manuales
De hecho, no considera que Tebrio [que es como se llama su empresa] sea una startup: “Es verdad que somos una empresa relativamente nueva [se creó en 2013], pero el concepto que se tiene de rondas de inversión y todas esas cuestiones me superan. Yo lo que necesito son habilidades de mi equipo y dejarnos de tanta tontería y de cuadrar con lo que dice el libro de las startups”, afirma rotunda.

En Estados Unidos arrancó algunos proyectos tecnológicos, dentro del sector del arte. “Volví a España y aquí las cosas eran muy diferentes. Decidí dar un cambio profesional en mi vida”, recuerda.

Cuando surgió la oportunidad de crear Tebrio, se dijo: “de cabeza, porque es lo que he estado esperando toda mi vida”, relata. 

Para Adriana Casillas, la cría de insectos es su aportación a la lucha contra el cambio climático

Cría de insectos
Según nos explica, su actividad principal “es la cría industrial de un tipo de insecto, el Tenebrio Molitor, y su transformación en diferentes productos destinados a alimentación animal, nutrición vegetal y otros usos biotecnológcios industriales y no industriales, como por ejemplo bioplásticos, cosméticos, etc.”.

Asegura que “todo ha sido complicado, porque hemos tenido que desarrollar toda la tecnología para criar insectos por toneladas al año. El proceso de desarrollo tecnológico ha sido duro, sobre todo porque siempre teníamos el problema de la espada de Damocles financiera”.

Una espada que, en su caso, estaba más afilada que en otros: “Estamos hablando de tecnología que no es un software para cuyo desarrollo necesitas un ordenador y una oficina y -si ves que es mucho coste- te puedes ir a tu casa. Nosotros estábamos desarrollando maquinaria, necesitas instalaciones industriales”.

Además, la situación que es más grave en nuestro país: “En España no se apoya masivamente este tipo de proyectos, como sí se hace en otros países.  Se busca un retorno rapidísimo y por eso en industria somos más débiles. No porque no tengamos el talento y no podamos ser súper competitivos, sino porque la pata financiera falla”.

Otros peligros
Sin embargo, el mayor problema vino de fuera, de los “lobos” que perseguían sus propios intereses: “Lo más difícil de todo ha sido que era una idea que obviamente tiene mucho mercado y futuro y ha habido inversores, venture capital, que se han querido aprovechar de eso. Gente que te trataba fatal para que desistieras y sacarte toda la información posible para después hacer lo que hagan con ella, que supongo que es con fines comerciales”.

Ahora tienen un proyecto, con una inversión de 50 millones de euros, para la construcción de un gran complejo biotecnológico en Salamanca “que producirá cien mil toneladas de productos de insectos al año. Eso nos posicionaría a nivel mundial como uno de los líderes del sector”.

Y Tebrio da respuesta a su compromiso vital: “Tenemos un gran impacto en la lucha contra el cambio climático, porque nuestro modelo es totalmente circular y de residuo cero”.