Olga Sevillano lleva casi diez años como responsable de la parte digital del museo Reina Sofía. Antes, estudió Historia del Arte en la Autónoma de Madrid y un máster en Barcelona de Comisariado y Nuevos medios. Ahí comenzó su experiencia con el arte digital y nuevos medios. Hoy, es una referencia absoluta en todo lo referente a “la revolución digital y los museos”. Nota el avance de la tecnología, entre muchas otras cosas, al recordar lo complicado que resultaba en sus primeros pasos como profesional retransmitir un evento cultural por internet y ríe al pensar lo sencillo que es ahora.

El confinamiento ha potenciado el interés por contenidos editoriales, más allá de la agenda del museo

El confinamiento ha potenciado el interés por contenidos editoriales, más allá de la agenda del museo

¿Cómo estáis usando la tecnología?
Tiene dos funciones muy importantes en el museo Reina Sofía. Por un lado, las propias transformaciones tecnológicas que se producen dentro de las estructuras de oficina y de trabajo, que es un cambio muy importante, porque los trabajadores se tienen que adaptar a procesos de gestión digitales que sustituyen a los físicos. No se suele hablar mucho de ello pero es interesante y además es un proceso que no se puede parar. Por otro lado, cómo usamos las tecnologías para interactuar con nuestros visitantes.

La web ha pasado de ser un tablón de anuncios y una agenda donde consultar la programación, a destacar contenidos de mayor profundidad y calidad

Durante esta crisis, los museos han estado cerrados. ¿Os ha ayudado la tecnología?
Estábamos preparados para poner en valor unos contenidos digitales que ya teníamos. Lo que cambia, realmente, es que la web pasa de ser un tablón de anuncios y una agenda donde consultar la programación, a destacar contenidos de mayor profundidad y calidad. Ya estaban en la página, pero de forma secundaria.

La actividad del museo es tan frenética, hay tantas actividades y tantas exposiciones, que los contenidos de proyecto editorial, de lectura, quedaban un poco ocultos. El confinamiento nos ha permitido aflorarlos. El tiempo que el usuario pasa en el sitio ha aumentado en dos o tres minutos, que es una barbaridad.

El museo Reina Sofía ofrece visitas virtuales a exposiciones, aunque consideran que la experiencia física es insustituible

El museo Reina Sofía ofrece visitas virtuales a exposiciones, pero la experiencia física es insustituible

¿Va a cambiar nuestra forma de visitar los museos?
Nosotros consideramos que la visita física es algo insustituible, una experiencia única que tienes en la sala, y no somos muy partidarios de introducir elementos interactivos que puedan interferir con ella. No solo tecnología, las hojas de sala, la información de vinilos o la propia señalética de la exposición suelen ser bastante austeras. Pero sí es verdad que en algunas exposiciones ha habido salas de mediación, como las hemos llamado, con puntos de consulta en las que podías ampliar la información del circuito expositivo de forma digital.

Evidentemente, también hay pantallas distribuidas a lo largo del museo para consultar la programación, las audioguías en los móviles... Pero entendemos la experiencia física de otra forma.

Repensar Guernica fue el momento cumbre en el que supimos explotar las tecnologías

El lanzamiento de Repensar Guernica supuso un cambio en la forma de mostrar las obras de arte. ¿Cómo fue el proyecto?
Fue el momento cumbre en el que supimos explotar las tecnologías para convertir la obra de Picasso a las últimas tecnologías. Publicamos la web en gigapixel; nunca se había digitalizado con esta tecnología una obra tan grande. Hicimos un archivo documental a su alrededor, creamos una cronología… Fue un proyecto muy importante para nosotros, que ganó varios premios internacionales y a partir de esa línea seguimos explorando y preparando otras iniciativas.

Repensar Guernica fue el momento cumbre en el que el Reina Sofía supo explotar las tecnologías

Repensar Guernica fue el momento cumbre en el que el Reina Sofía supo explotar las tecnologías

Pero ya veníais haciendo un trabajo digital importante.
Todo se remonta a 2009, cuando el museo se une a las redes sociales y tiene una web bastante correcta y formal. Pero a partir de 2011 se toma conciencia de la importancia que tiene la página, digitalizar los contenidos y contar la historia de la institución a través de ella.

Fue un momento en que hubo un auge de las apps, pero no terminaban de funcionar bien, consumían muchos recursos tanto digitales como humanos, eran muy caras… Lo realmente importante era tener una página web muy sólida, que fuera responsive, adaptada a los móviles, porque sabemos que la mitad de las visitas que tenemos vienen de estos dispositivos.

A partir de 2015-2016, se produce una revolución en las páginas web de todos los museos, tanto nacionales como internacionales. Se abandonan las apps y todo se concentra ahí.

Quizá estamos viviendo la transformación más grande de la cultura a través de la revolución tecnológica

Vosotros tenéis mucho más que una página web.
En nuestro caso, no solo tenemos la web del museo, que es un gran contenedor de su historia a través de un archivo multimedia inmenso; también tenemos la base de datos de la colección y desarrollamos microsites para contar relatos más allá de las salas expositivas. Además, tenemos una radio web con más de 300 cápsulas publicadas, como otra forma de explorar los contenidos del museo.

¿Seguiréis avanzando en esa línea?
Creo que este tipo de proyectos editoriales van a tener más importancia. Por otro lado, también hay que profundizar en la adaptación de conferencias y seminarios a retransmisiones en directo, el formato webinar y videoconferencia, que se van a instalar de forma definitiva. En cuanto al registro físico de las exposiciones, necesariamente se van a tener que realizar recorridos virtuales. Creo que va a haber un cambio. Los contenidos digitales se van a consolidar.

Estamos viviendo una transformación digital que abre unas posibilidades infinitas para la creación

¿Está influyendo también la tecnología en la creación artística?
En los últimos años se han traído algunas exposiciones con artistas que han trabajado directamente con internet. Tienen una relación con la tecnología bastante interesante. Pero el uso de la tecnología en la creación artística tiene una respuesta muy amplia y compleja, porque además abarca diversas ramificaciones: internet, robótica, software, big data… Lo que está claro es que estamos viviendo una transformación digital que abre unas posibilidades infinitas para la creación, para la forma de exponer, para la capacidad de interacción del espectador. Quizá estamos viviendo la transformación más grande de la cultura a través de la revolución tecnológica.

¿Cuál dirías que es el principal reto tecnológico para los museos?
Las bibliotecas digitales, la digitalización completa de todos los fondos de una institución. Es un trabajo que nunca va a acabar. El Reina Sofía tiene más de 22.000 obras. La digitalización y catalogación con todos los metadatos de los fondos del museo es el gran reto. A partir de ahí, se puede jugar mucho con eso [risas].