Los instrumentos de la sonda InSight, que aterrizó en Marte hace 13 días, han recogido por primera vez los "sonidos" del viento marciano. Los sensores recogieron un "inquietante" retumbar, causado por las vibraciones provocadas por el viento, de una velocidad de unos siete metros por segundo, según informó la NASA en su web. Los científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL en sus siglas en inglés) indicaron que los vientos registrados coincidían con las marcas de remolinos de viento en el suelo, observadas desde la órbita del planeta rojo. 

"Capturar estos sonidos ha sido un regalo inesperado", declaró Bruce Banerdt, investigador principal del JPL de la NASA en Pasadena, California. "Pero uno de los objetivos de nuestra misión es medir el movimiento en Marte, lo cual incluye, naturalmente, el movimiento causado por ondas sonoras". 

La sonda "orejotas"

Dos instrumentos especialmente sensibles detectaron estas vibraciones del viento: un sensor de presión atmosférica dentro del vehículo de exploración (APSS) y un sismógrafo que descansa sobre la cubierta del InSight, a la espera de ser depositado en el suelo por un brazo robótico. Ambos instrumentos recogieron el sonido del viento de diferentes maneras: El sensor atmosférico registró directamente las ondas sonoras, mientras que el sismómetro recogió los temblores que el viento provocaba en los paneles solares de InSight, que miden 2,2 metros de diámetro cada uno y sobresalen de ambos flancos de la sonda como un par de orejas gigantes.

Este es el único momento en el que el sismógrafo, denominado Experimento Sísmico para Estructura Interior, (SEIS por sus siglas en inglés), será capaz de detectar vibraciones generadas directamente por el módulo de aterrizaje de la sonda (lander). En las próximas semanas será depositado en el suelo marciano por el brazo robótico del lander y cubierto por una cúpula protectora para resguardarlo precisamente del viento, así como de los cambios de temperatura. El SEIS aún podrá detectar vibraciones del InSight, pero sólo las que transmita el suelo. De momento recoge datos de las vibraciones "de fondo" que los científicos podrán usar para afinar los registros sísmicos que pretenden recoger. 

En los terremotos de la Tierra, las vibraciones rebotan en el interior de nuestro planeta, haciéndolo vibrar de manera similar a una campana sonando. Uno de los objetivos de InSight es ver si los temblores marcianos tienen efectos similares. Los datos recogidos por el SEIS ayudarán a entender cómo es el interior de Marte, lo que ayudará a entender mejor la formación de los planetas de nuestro sistema solar. 

Vientos con contribución española

El SEIS está compuesto de dos juegos de sismógrafos: uno fabricado por el Centre National d'Études Spatiales (CNES) de Francia, que se pondrán en marcha una vez que el SEIS haya sido desplegado y otro, de sensores desechables de silicio, desarrollados por el Imperial College de Londres y la Universidad de Oxford. Los sensores británicos funcionan mientras el SEIS reposa sobre el lander a la espera de ser desplegado y recogen vibraciones de hasta 50 hercios, casi al límite de la audición humana. Con contribución española: el Centro de Astrobiología ha fabricado los sensores de viento de InSight. 

"El módulo de aterrizaje del InSight funciona como una oreja gigante", declaró Tom Pike, uno de los científicos de la misión y diseñador de los sensores aportados por el Imperial College. "Los paneles solares a los lados de la sonda responden a las fluctuaciones del viento. Es como si InSight aguzase el oído ahuecando las manos y colocándolas tras la oreja mientras el vientro retumba. Cuando comprobamos la dirección de las vibraciones de los paneles, vimos que coincidían con la dirección del viento que esperábamos en el área de aterrizaje". Pike compara el efecto con el de una bandera ondeando, cuyas oscilaciones en el aire se perciben por el oído humano como un sonido de aleteo. A su vez, el sensor barométrico APSS recoge los cambios de presión directamente de la ténue atmósfera marciana. 

"Y eso es lo que, literalmente, es el sonido: cambios en la presión del aire", explica Don Banfield, científico jefe para el APSS de la Universidad de Cornell. Y son esos cambios de presión "lo que oyes cada vez que alguien, por ejemplo te habla desde el otro lado de una habitación". 

Una vez que el SEIS esté en el suelo, se activarán los sensores franceses, que sólo registrarán vibraciones en el rango de los 10 hercios, por debajo del límite de la audición humana. En el vídeo dado a conocer por la NASA se muestra el sonido sin modificar, al límite de la audición humana, pero perceptible a través de auriculares, por ejemplo.Después hay otra versión a la que se le han subido dos octavas, para que se pueda oír a través del altavoz de un móvil o de un portátil. Y luego hay una segunda muestra de audio, recogida por los sensores barométricos (APSS), que se ha acelerado 100 veces para ser audible.