La selección española está a solo un paso de sellar su clasificación para el próximo Mundial 2026. Para hacerlo, tendrá que ganar uno de los dos encuentros que le restan en la fase previa: Georgia y Turquía, selecciones a las que ‘La Roja’ venció cómodamente hace poco más de un mes. Precisamente es esta última la que le puede quitar el billete directo a la cita mundialista, pero para hacerlo tendría que suceder una debacle. Turquía cayó por 0-6 en el encuentro de ida, pero de perder España los dos choques y los turcos sumar dos triunfos, el combinado nacional debería ir a la repesca.

No sería la primera vez que Turquía le birla a España la posibilidad de ir a un Mundial. En 1954, tras un dramático partido de desempate, el cuadro otomano se impuso a ‘La Roja’ y logró su primer billete a la máxima competición de selecciones. Esa sería la única participación turca en un Mundial hasta 2002, cuando el combinado, compuesto por jugadores de la talla de Hakan Sukur, Yildiray Basturk o Hasan Sas, maravilló al mundo colándose en las semifinales del torneo y solo siendo derrotada por la Brasil estelar de Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho o Roberto Carlos.

Un verano para recordar

Más de dos décadas después, aquel Mundial aún es recordado en Turquía por ser el que volvió a poner al país en el mapa futbolístico. La nación entera se detuvo a mirar a su selección, a una generación que rompió con la tan negativa racha de medio siglo sin presencia en los Mundiales. Una participación que, de forma inesperada, resultó histórica a la postre. Nadie apostaba por ellos. Turquía llegaba a Corea y Japón sin estrellas internacionales, sin nombres rutilantes. Su seleccionador, Şenol Güneş, era un técnico más conocido por su pragmatismo que por la poesía de su fútbol. Pero aquel equipo tenía algo que no se compra ni se fabrica: carácter. Una convicción casi obstinada de que podían competir con cualquiera, incluso con la mismísima Brasil y su constelación de estrellas.

Su debut, precisamente ante la canarinha, fue una declaración de intenciones. Vestidos de rojo de pies a cabeza, los turcos pelearon cada balón como si fuera el último. Hasan Şaş adelantó a Turquía antes del descanso y, aunque acabaron cayendo 2-1, dejaron claro que no habían acudido a la cita de paso. Lo que vino después fue una demostración de fe. Empate ante Costa Rica, goleada 3-0 a China, y un billete a los octavos de final.

Ahí se impusieron a Japón, uno de los anfitriones, gracias a un solitario tanto de Ümit Davala y, en cuartos de final, donde esperaba Senegal, los turcos volvieron a sacar su garra para vencer con un gol de oro de Mansiz que pertenece a la memoria colectiva del fútbol otomano. En semifinales, el caprichoso destino los enfrentó de nuevo a Brasil, y aunque perdieron por la mínima, se marcharon con la cabeza en alto. Turquía acabó tercera del mundo tras vencer a Corea del Sur 3-2, con el gol más rápido en la historia de los Mundiales: once segundos necesitó Hakan Şükür para anotar y cerrar el círculo de su propia leyenda.

Hakan Şükür, el héroe en el exilio

Si hay un nombre que resume la epopeya de 2002, es el de Hakan Şükür. Capitán, goleador y alma del vestuario, su figura simbolizó aquella Turquía orgullosa y valiente que se negó a rendirse. Şükür fue el líder de un grupo que se hizo fuerte en la adversidad. En el Mundial marcó solo un gol, pero fue el que quedó grabado en la historia: el más rápido jamás registrado.

Su vida después del fútbol, sin embargo, se tornó en tragedia política. Tras retirarse, Şükür fue elegido diputado y posteriormente se distanció del gobierno de Recep Tayyip Erdoğan, al que criticó abiertamente. Acusado de vínculos con el movimiento gülenista tras el intento de golpe de Estado de 2016, se vio obligado a huir del país. Hoy vive exiliado en Estados Unidos, ganándose la vida como conductor de Uber, vendedor de libros y manteniendo un pequeño contacto con el fútbol siendo entrenador de fútbol base.

El genio de Bastürk y la clase de una generación irrepetible

Junto a Şükür brilló Yıldıray Baştürk, cerebro y brújula del equipo. Su fútbol fue pura inteligencia, una sinfonía de pases precisos y giros impredecibles. En un Mundial dominado por gigantes, el menudo mediapunta del Bayer Leverkusen se coló entre los diez primeros en la votación del Balón de Oro de 2002, por delante de nombres mucho más mediáticos. Fue el reconocimiento a su talento silencioso, a su manera de entender el juego con la cabeza más que con los músculos.

A su alrededor, hombres como Hasan Şaş, Ümit Davala, Emre Belözoğlu o el arquero Rüştü Reçber formaron un bloque de acero. Rüştü, con el rostro pintado de negro y el pelo recogido en una coleta, se convirtió en un símbolo. Sus paradas ante Japón, Senegal o Brasil fueron decisivas. De hecho, la actuación emblemática del meta en el Mundial sirvió para que este fichara por el FC Barcelona la temporada siguiente, aunque tuvo un paso decepcionante por el club blaugrana.

La herencia de aquel 2002

Turquía no volvió a repetir una hazaña semejante. Desde entonces, sus participaciones en grandes torneos han sido intermitentes, a veces decepcionantes. Pero la memoria de 2002 permanece viva, como una postal sepia que el tiempo no logra desgastar. En un país donde el fútbol es casi una religión, aquella selección fue un espejo en el que millones de turcos vieron reflejado su propio deseo de reconocimiento. “Luchamos por algo más que un balón”, dijo Şenol Güneş años después. “Luchamos por que el mundo nos mirara con respeto”.

Desde entonces, ninguna generación ha logrado repetir aquella hazaña. Pero la sombra de 2002 sigue viva, como un mito que se niega a desvanecerse. Turquía no solo jugó bien al fútbol: jugó con el alma, con la pasión de quien sabe que cada partido puede ser el último y del que no tiene nada que perder y si mucho que ganar.

Ahora, más de veinte años después, España se cruza de nuevo con aquella bandera roja y blanca que un día hizo temblar a gigantes. Y aunque los nombres sean otros, algo permanece: la certeza de que Turquía, cuando cree, es capaz de escribir las páginas más inesperadas del fútbol mundial.

Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes

Síguenos en Google Discover