El pasado 23 de junio de 2024, el RCD Espanyol regresaba a Primera División tras haber descendido el año anterior. Lo que era un día de celebración quedó manchado durante la fiesta organizada en la discoteca Opium de Barcelona por la plantilla perica y los trabajadores del club: una empleada de la entidad denunció al entonces jugador del Espanyol, Álvaro Aguado, por una presunta agresión sexual. No ha sido hasta este octubre cuando una jueza de la capital catalana ha procesado al futbolista al detectar indicios de delito por su parte, según ha informado la Cadena SER.

Esto significa el paso previo a la apertura de juicio hacia Aguado, quien se encuentra actualmente sin equipo. El auto fija una fianza de 5.000 euros al acusado en concepto de responsabilidad civil si se diera el caso de que este fuera condenado. En ese mismo escrito, la instructora afirma que “existen indicios del delito de agresión sexual”, lo que justifica la continuación del procedimiento penal.

La denuncia apunta a que la agresión habría ocurrido durante la noche del ascenso, en el transcurso de la celebración organizada en Opium. Según el relato de la presunta víctima, Aguado la habría agredido sexualmente en el interior de un baño del local sin su consentimiento, aprovechando el ambiente festivo y el consumo de alcohol.

La trabajadora del club presentó la denuncia meses después, a comienzos de 2025, alegando que el miedo a las represalias laborales y al impacto mediático del caso le impidieron hacerlo de inmediato. Su testimonio, de acuerdo con la magistrada, ha sido coherente y verosímil tanto ante los Mossos d’Esquadra como ante el juzgado. Además, varios testigos que participaron en la celebración han confirmado aspectos del contexto que apoyan la versión de la denunciante, y los informes forenses resultan “compatibles con la hipótesis de una agresión sexual”, según recoge el auto judicial. Además, la magistrada menciona entre las pruebas varios mensajes de Whatsapp enviados poco después de lo sucedido y que reflejan el “estado anímico” de la presunta víctima.

Sostiene que las relaciones fueron consentidas

Por su parte, Álvaro Aguado ha reconocido que sí mantuvo relaciones sexuales con la denunciante, pero sostiene que fueron consentidas. El jugador, de 29 años, ha reiterado su inocencia en todas sus declaraciones y, según su entorno, “confía plenamente en la justicia” para esclarecer lo ocurrido. El futbolista fue citado en varias ocasiones durante la instrucción, pero se ha mantenido en silencio ante los medios, siguiendo el consejo de su defensa. Esta insiste en que no existen pruebas físicas concluyentes que demuestren una agresión y que la relación fue “mutua y sin violencia”.

El RCD Espanyol, que conocía la existencia del procedimiento desde hace meses, ha mantenido una posición de prudencia, limitándose a invocar la presunción de inocencia de su entonces jugador. Durante la pasada temporada, Aguado continuó entrenando y participando en algunos partidos mientras la investigación seguía su curso. Fuentes internas del club, citadas por El Español y El Periódico, reconocen que la situación generó incomodidad en el vestuario y en el cuerpo técnico, pero se optó por no adoptar medidas disciplinarias hasta que el caso avanzara judicialmente. El entrenador de aquel momento, Manolo González, evitó pronunciarse directamente sobre el caso, afirmando que “no soy el portavoz del club en estas situaciones”.

Con el procesamiento formal, la causa entra ahora en una nueva fase. La jueza ha ordenado la práctica de diligencias complementarias y la preparación del juicio oral, en el que intervendrán la Fiscalía, la acusación particular y la defensa del jugador. Si finalmente se abre juicio, Aguado podría enfrentarse a penas de prisión de entre cuatro y doce años, en función del tipo de agresión que determine el tribunal.

El caso ha reabierto el debate sobre la responsabilidad de los clubes deportivos en la prevención de conductas sexuales indebidas durante celebraciones o eventos corporativos. También ha puesto sobre la mesa la necesidad de reforzar los protocolos de actuación ante posibles casos de acoso o violencia sexual dentro de las estructuras deportivas. Mientras tanto, Álvaro Aguado se encuentra sin equipo, tras finalizar su contrato con el Espanyol el pasado verano. El proceso judicial, aún en curso, marcará su futuro tanto dentro como fuera de los terrenos de juego.

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