La llegada del coronavirus ha cambiado de forma repentina nuestra vida y con ello nuestra forma de relacionarnos con los demás y de trabajar. Muchas de las empresas que, por razones técnicas pueden hacerlo, han optado por el teletrabajo para sus empleados, especialmente tras el decreto de estado de alarma del Gobierno.

Tanto por razones de conciliación, para aquellos que tienen que cuidar de sus hijos o de sus mayores tras el cierre de todos los centros educativos y de centros de día, como para proteger la salud y la seguridad de sus empleados, el teletrabajo es una de las opciones favoritas de los empresarios estos días.

Sin embargo, hay un sector que, a pesar de que por razones técnicas sí lo permite, no está llevándolo a cabo. Se trata de los teleoperadores de call centers o contact centers. Los propios trabajadores denuncian en su mayoría que están obligados a ir a trabajar cuando podrían hacerlo en casa y que, además, lo hacen sin las medidas sanitarias adecuadas.

Los sindicatos ya han denunciado esta práctica por parte de empresas como Konecta, con más de 100.000 trabajadores en España; Unísono; Emergia; Digitex; GSS o Teleperformance en los centros repartidos por el territorio nacional. Comisiones Obreras (CCOO) denuncia incluso que son los trabajadores los encargados de limpiar sus propios puestos, además de no guardar el mínimo espacio de separación entre los puestos.

Los trabajadores no tienen ni guantes ni mascarillas

Por su parte, los trabajadores denuncian que no tienen ni guantes ni mascarillas para realizar su trabajo y que los auriculares no son individuales, sino que pasan de mano en mano entre los empleados. De hecho, según informa El País, Konecta ya ha registrado seis casos positivos de coronavirus a nivel nacional, cuatro de ellos en Madrid, y más de 58 empleados están en cuarentena.

Según estas fuentes, la solución de la empresa ha sido establecer una distancia de dos metros entre trabajador y trabajador pero con unas circunstancias especiales. Es decir, los empleados no son avisados de esto, sino que cuando llegan al centro de trabajo van ocupando los puestos. Esto supone que algunos de los trabajadores llegan allí y tienen que volverse a casa porque no hay sitios suficientes.

El paro de esta actividad solo estaría autorizado por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social por lo que los trabajadores no pueden optar por no acudir a su puesto de trabajo ya que sería considerado abandono. Asimismo, los sindicatos recuerdan que tienen que ser los propios empleados quienes demanden a la empresa vía legal.

Los sindicatos ya han denunciado esta situación, denuncias que han terminado con la visita de la Policía Nacional en algunos casos. En estas visitas se ha tomado nota de la situación y se instó a las empresas a cumplir con la distancia mínima de seguridad e incluso se llegó a desalojar y precintar el centro de trabajo. Sin embargo, tal y como informa El País, a pesar de que varios agentes se presentaron el pasado jueves en Konecta para suspender la actividad, el centro sigue funcionando.

Por otro lado, los trabajadores denuncian que muchas de las llamadas no son de extrema necesidad, sino que se trata de ciudadanos que se encuentran confinados en casa y llaman, en muchos casos, para conocer datos bancarios que podrían conocer de primera mano por otros medios.