La crisis financiera que estalló en Estados Unidos en el año 2.008 y que arrasó Europa en un mundo con un sistema financiero globalizado, ha tenido su fiel reflejo en la fiabilidad y calidad de los bonos soberanos de los distintos países. Las tres agencias de calificación que otorgan las notas sobre la calidad y solvencia de la deuda soberana de los países, y por tanto determinan el nivel de salud de su economía, son Fitch, Standard&Poors y Moody's. Todas han ido rebajando los 'ratings' a medida que la crisis galopaba. Hace diez años más de veinte países tenía la triple A, la máxima calificación, ahora sólo la mantienen 11. Y entre las bajas ha habido algunas históricas.

Predominio europeo
A pesar de la crisis del euro y de la crisis económica que asola Europa, ocho de los once países que mantiene la máxima calificación son europeos y 4 de ellos pertenecen a la zona euro. Estos últimos son: Finlandia, Alemania, Luxemburgo y Holanda. Los otros cuatro europeos que tienen moneda propia y Triple A son Dinamarca, Noruega, Suecia y Suiza. Sólo hay un país asiático, Singapur, únicamente uno del gran continente americano, Canadá y, por último Australia. Estos son los 11 países a los que las tres agencias otorgan la máxima calificación crediticia.

La nota que otorgan las agencias tiene consecuencias directas sobre el coste de financiación de los Estados. Su rebaja ahuyenta a potenciales compradores y al tener menos demanda los Estados tienen que pagar intereses más altos para financiarse. Además hay inversores que tienen en los estatutos de sus sociedades la obligación de comprar sólo activos que tenga la Triple A, la máxima calidad.

Caídas históricas
En los últimos tres años, como consecuencia de la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, las tres agencias han tomado decisiones históricas. En el verano del 2.011 Standard & Poors le quitó la Triple A a Estados Unidos por primera vez en la historia, y en febrero de este año Moody´s se la retiró al Reino Unido, lo que supuso toda una conmoción en la City Londinense, uno de los tres corazones financieros del mundo, junto a Wall Street y Singapur. Otro país grande, Francia, perdió la Triple A al final del año pasado.

Nuestro país, España, consiguió la Triple A por primera vez en la historia con el Gobierno de Zapatero, pero fue de los primeros países en perderla por la crisis (en 2009) y en menos de tres años pasó de la máxima calificación a estar a un paso del bono basura (BBB), nota que le otorgaron las agencias tras el primer año de Gobierno Rajoy.

Perspectivas negativas
La doble recesión económica en la que está inmersa la Unión Europea y desastres de gestión política como la crisis de Chipre, pueden deparar sorpresas desagradables en los próximos meses para algunos países europeos. Así por ejemplo Alemania, Finlandia, Luxemburgo y Holanda mantiene la triple A de las tres agencias, pero alguna de ellas ha colocado a estos países en "perspectiva negativa", lo que implica que en la próxima calificación alguno de ellos perderá la Triple A de alguna de las tres clasificadoras.

Por el contrario tres países europeos que no están en el euro ni en la Unión Europea y han conservado su propia moneda como Dinamarca, Suecia y Noruega (este último ni siquiera pertenece a la UE), mantienen "perspectiva estable", es decir mantendrán la máxima calificación. Este hecho ha llevado a algunos expertos a considerar que pertenecer al club de euro es castigado por los inversores, algo que no es de extrañar teniendo en cuenta como la Eurozona ha reaccionado ante la crisis griega y la de Chipre. La quiebra de Grecia, no resuelta a tiempo por las reticencias alemanas, provocó un efecto contagio que acabó con tres países rescatados completamente (Grecia, Portugal e Irlanda) y España rescatada parcialmente (con el rescate a la banca). El rescate de Chipre, 10.000 millones de euros, es bastante menos de lo que la UE va a poner para rescatar únicamente a Bankia y sin embargo las autoridades europeas han sido incapaces de dar una respuesta sólida y coherente.