El Sabadell, junto a Caixabank, contaban al cierre del primer trimestre con el mejor diferencial con clientes, ratio que mide su capacidad para cobrar más por el crédito otorgado y pagar menos por los depósitos que captan.

Este diferencial, clave para compensar el todavía bajo crecimiento del negocio bancario, alcanzó en el Sabadell al 2,70%, ligeramente inferior al 2,8% de marzo de 2018 aunque alejado todavía del resto del sector.

En la clasificación le siguen Caixabank, que lo amplió desde el 2,24 al 2,27% en el periodo, Bankinter, con un 1,98% (frente al 1,94% de doce meses atrás), BBVA España, con un 1,96% (1,94%); y Santander España, que con el 1,92% logra la mayor expansión desde el 1,61% que tenía hace un año después de haber integrado el Popular y su negocio con pymes, de mayor margen. El ratio o diferencial en Bankia sube a su vez del 1,57 al 1,60%.

Los motores de la positiva evolución son el ligero repunte del euríbor, un coste todavía decreciente en la remuneración de los depósitos, la activa gestión de precios aplicada por las entidades y el simple hecho de que la contratación de hipotecas fijas continúa imponiéndose a los tradicionales préstamos a tipo variable.

A pesar de esta progresión el beneficio neto consolidado de las seis mayores entidades financieras se contrajo un 11,41% interanual en el primer trimestre, desde 4.679 millones de euros hasta 4.145 millones por una multiplicidad de factores. Son casi todos impactos no repetibles y extraordinarios por lo que las entidades confían en ir mejorando la cuenta a lo largo del año y batir, incluso, al término los resultados de 2018.

Con el mayor resultado repitió el Santander, al ganar 1.840 millones, pero la cifra cae un 10,41% en comparativa interanual por costes de reestructuración en Reino Unido y Polonia, y provisiones extras con motivo de la venta de activos en España.

El beneficio de BBVA cayó un 9,8%, hasta 1.164 millones, al no repetir las plusvalías en Chile y efectuar más saneamientos en EEUU y Turquía; mientras que el de Caixabank ascendió a 533 millones (-24,3%) al no apuntarse resultados en Repsol como hizo el pasado año al haber decidido desinvertir su participación en la energética; ni repetir tampoco las plusvalías que en 2018 cosehó en el angoleño BFA y en el luso BPI.

Bankia ganó 205 millones, un 10,8% menos, por el impacto de la nueva norma contable IFRS16 sobre arrendamientos financieros y una menor consecución de ingresos por operaciones financieras; mientras que el Sabadell logró casi repetir la cifra de un año antes (cayó un 0,4%, hasta 258,3 millones) después de haber conseguido normalizar la cuenta tras los altos impactos encajados en 2018 para sanear el ladrillo y por la migración informática de TSB, que ya contribuye a la cuenta con ganancias.

Este retroceso en el beneficio, por menores extraordinarios, ha penalizado la rentabilidad del negocio total pese a que todas las entidades han mejorado su actividad con clientes y los ingresos típicos bancarios e, incluso, en la calidad de activos con un descenso en la morosidad.

Bankinter continuó destacando con el menor ratio de impagos, con una morosidad del 1,78% a finales de marzo, inferior al 1,99% contabilizado doce meses atrás. En esta clasificación le siguen Santander España, con el 3,62% (era el 4,02% en marzo de 2018); BBVA España, con el 3,9% (4,4%), Sabadell, con el 4,1% (5,14%), Caixabank, con el 4,6% (5,8%) y Bankia, que experimenta la mayor reducción interanual de la tasa, desde el 8,7% al 6,2%.