Fantasmas de un pasado cercano retornan desde hace semanas a las cabezas de los valientes que se acercan a una gasolinera a repostar. De los surtidores se desprenden precios que creíamos que no volverían una vez atravesados los primeros momentos de la crisis energética devenida de la Guerra de Ucrania. No caben más bonificaciones estatales y la geopolítica amenaza con elevar aún más el precio de la gasolina y el diésel. Putin quiere tensionar el mercado de los carburantes y para ello cuenta con un socio potente.

Rusia y Arabia Saudí han certificado su acuerdo para reducir la oferta de petróleo hasta finales de año. Un movimiento voluntario, que no responde a la escasez y cuya intención es elevar el precio. Esta política "continuará hasta finales de diciembre de 2023 con una reducción voluntaria adicional de 300.000 barriles diarios de suministro a los mercados mundiales, que entró en vigor en septiembre y octubre de 2023", ha confirmado el viceprimer ministro ruso, Alexander Novak. "El próximo mes se realizará un análisis de mercado para tomar una decisión sobre profundizar el ajuste o aumentar la producción de petróleo", ha añadido.

Este recorte en la oferta de crudo se suma a la reducción de la producción de medio millón de barriles al día que fue anunciada el pasado abril y que durará hasta finales de 2024. Esta medida comenzó a aplicarse en agosto, aunque en ese momento se decidió mermar la cifra hasta los 300.000 y establecer el plazo hasta finales de 2023, momento en el que se analizarán los siguientes pasos.

Por parte de Arabia Saudí, fuentes del Ministerio de Energía confirmaron que el Reino continuará con su recorte voluntario de un millón de barriles diarios, que entró en vigor en julio de 2023 y luego fue extendido hasta finales de diciembre de 2023. Así, la producción de petróleo del país asiático para los próximos meses de noviembre y diciembre será de alrededor de nueve millones de barriles diarios. No obstante, igual que en el caso de Rusia, el Gobierno saudí tiene previsto revisar el próximo mes su decisión para considerar si es necesario profundizar el recorte o aumentar la producción.

Los líderes de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo Plus (OPEP+) continúan con su estrategia que la semana pasada disparó el precio del barril de Brent por encima de los 100 dólares. Esta semana los precios se han estabilizado y se encuentran ya por debajo de los 90 dólares, pero el mercado se encuentra temeroso del tensionamiento que generará el recorte de producción.

Gasolina y diésel disparados

Los carburantes encadenan tres meses de ascensos que dispara la gasolina a los 1,751 euros el litro y eleva el diésel hasta los 1,687 euros el litro. Si bien esta semana la gasolina ha tenido una tregua, con una leve bajada del 0,45%, el diésel encadena ya trece semanas de ascensos. En comparación con los datos de julio, momento en el que dio comienzo la nueva espiral alcista en los precios de los carburantes, el litro de gasolina acumula un incremento en su precio del 10%, mientras que el de gasóleo suma un encarecimiento del 17,3%.

Con los precios actuales, el llenado de un depósito medio de 55 litros de gasolina asciende actualmente a unos 96,3 euros, frente a los 81,1 euros del mismo momento del pasado año, lo que supone un incremento de más de 15 euros. En el caso del diésel, el llenado de un depósito medio de 55 litros supone actualmente unos 92,78 euros, unos 4,34 euros más que los 88,44 euros que costaba en el mismo periodo de 2022.

No obstante, el diésel suma 33 semanas seguidas por debajo del precio de la gasolina. Se mantiene así en la situación habitual de antes de la invasión rusa de Ucrania, que provocó que el precio del gasoil fuese más caro que el de la gasolina de forma continuada desde agosto de 2022 y hasta mediados de febrero de este año, cuando se rompió esa dinámica. Esta espiral alcista en el precio de los carburantes de los últimos meses ha estado empujada principalmente por el encarecimiento de su materia prima, el petróleo.

Con estos niveles, el precio de la gasolina sin plomo de 95 se mantiene en España por debajo de la media de la Unión Europea, situada en 1,824 euros el litro, y de la eurozona, con un precio medio de 1,905 euros. En el caso del diésel, el precio en España también es inferior al de la media de la UE, que es de 1,789 euros, y de la zona euro, donde marca un precio de 1,848 euros.