El número de horas extra que realizaron los trabjadores en 2020 aumentó más de un 6% con respecto a 2019. Así se pone de manifesto en un informe de UGT que revela que, aunque los hombres hicieron más horas extra semanales que las mujeres el pasado año (el 58% del total frente al el 42%), descienden las horas extras que realizan los varones un 7,5% (el nivel más bajo en los últimos 6 años) y aumentan un 34,1% las de las mujeres.  

Otro dato destacado del análisis es que casi la mitad de las mismas no se pagan, para ser exactos, un 42,1%. 

Todo esto se explica, señalan desde el sindicato, por el aumento desproporcionado de las horas extra en actividades altamente feminizadas como la educación, las actividades sanitarias y de servicios sociales o las actividades de los hogares y porque las mujeres acaparan tres cuartas partes del empleo a tiempo parcial.

En 2020, se realizaron 320 millones de horas extra, que afectaron, en promedio, a 731.000 asalariados, un 4,5% del total.

Mayor incremento en educación, sanidad y hogar

Por sectores, los que registraron mayor incremento de horas extra fueron las actividades sanitarias (81%), la educación (129%) y las actividades de los hogares (133%).

En cuanto a la cuota de las horas extras no pagadas, es la educación la que presenta el registro más negativo: en 2020, el 21,2% de las horas extras no remuneradas tuvo lugar en este sector (en la última década el porcentaje desciende a más de la mitad, con un 10,2%). Del mismo modo, un 93% de las horas extras realizadas en educación no fueron remuneradas. Algo similar sucedió en las actividades sanitarias y de servicios sociales, que pasaron de acumular un promedio sobre el total del 4,4% en la última década a un 8,6% en 2020.

Por ocupaciones, las horas extras aumentaron allí donde la pandemia no ha impedido poder seguir trabajando. Destacan las ocupaciones militares, los técnicos profesionales científicos e intelectuales y los empleos contables, administrativos y otros empleados de oficina. En cuanto a las horas extras no pagadas, la categoría de técnicos y profesionales científicos e intelectuales es la más destacada con un 44,6%, 12 puntos más que el promedio registrado en la última década.

Un año atípico

Las cifras reflejan, por tanto, subrayan desde UGT, las particularidades de un año atípico marcado por la pandemia. pero también un comportamiento estructural de nuestro país, dado que las horas extra se utilizan como instrumento discrecional de la jornada, amparándose en la elevada precariedad laboral y en los bajos salarios existentes.

La Unión General de Trabajadores destaca también que la reforma laboral de 2012 es uno de los factores que explican el incremento de horas extra por el debilitamiento de la negociación colectiva y el incremento del poder discrecional de las empresas; y que el incremento de horas extra durante la pandemia recayó sobre las mujeres.

Insisten en que las horas extra son un síntoma más de un mercado laboral precario y discriminatorio y que revelan una organización ineficaz e injusta del tiempo de trabajo, incluidos los trabajos domésticos y de cuidados.

Asimismo, advierten de que el uso desproporcionado de horas extra tiene un elevado coste en términos de empleo, y en el ámbito económico y social; y pone en jaque la conciliación laboral y personal. "La desproporcionada flexibilidad del tiempo de trabajo es sinónimo de una ineficiente y trasnochada estrategia empresarial", subrayan. 

Derogar la reforma laboral 

Por ello, proponen disminuir el volumen de horas extras (solo se deben realizar las absolutamente imprescindibles), mejorar su control y mejorar el modelo de relaciones laborales de nuestro país.

"Hay que avanzar hacia una redistribución más justa de los puestos de trabajo, lo que implica una reducción global del tiempo de trabajo e ir a un marco laboral más equilibrado y garantista", precisan. "Hay que derogar la reforma laboral de 2012 que ha allanado el camino para que se intensifique el uso fraudulento de las horas extra; y es necesaria una estrategia integral, con medidas a corto, pero también a largo plazo", indican.

Del mismo modo, a corto plazo, afirma UGT, "hay que destinar más recursos para la Inspección de Trabajo para controlar con más garantías el cumplimiento de la jornada laboral pactada y acabar con el fraude que suponen las horas extra no remuneradas; y se debe extender y mejorar el registro horario en el marco de la negociación colectivo". 

A largo plazo, añaden, "es preciso aprovechar los fondos europeos para renovar el modelo productivo español, trazando estrategias que impulsen una gestión y organización más eficiente de la plantilla de trabajadores; y hay que adoptar medidas para redistribuir los trabajos, tanto los remunerados como los domésticos y de cuidados y contemplar una reducción de la jornada laboral, rompiendo el estancamiento que vivimos desde que se lograse aprobar la jornada e 8 horas, hace ya más de 100·". 

El sindicato insiste en la necesidad de crear un marco laboral más justo que se adapte mejor a los retos de la digitalización y la transición ecológica y apueste por el empleo digno y de calidad.